Capítulo 23: Por más que intento siempre acabo cagándolo todo

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Me encontraba conduciendo hacia la casa de Adrien y solo podía pensar en una cosa: arreglarlo todo. Pero no podía evitar pensar que también era la casa de Maikol, su hermano.

A pesar de no tener ninguna relación con él en estos momentos, me siento incómoda estando en el mismo espacio sabiendo que pasé una noche con él.

Tampoco me sale de la cabeza la duda de porque no me dijo nada y tan solo se limitó a presentarse como si nunca nos hubiéramos visto en nuestra puta vida.

¿Lo habría olvidado como yo?

Llegué. Golpeé mi cabeza unas cuantas veces con el volante lanzando insultos a todo lo que se movía en el planeta. Debo dejar de ser tan paranoica. Me estoy ahogando en un vaso que ni siquiera tiene agua.

Ya muy desanimada me arrastré hasta la puerta y toqué el timbre.

Me abrió una señora que debió ser la sirvienta y me indicó que pasara. No tuve que esperar mucho y me guió por las escaleras llegando a su habitación.

Se retiró y me dejó ahí. En la de al lado Maikol se encontraba recostado en el marco de la puerta y me miraba de una forma muy rara, por lo que entré rápidamente.

Lo que ví me dejó un poco tonta: Adrien sin camisa y en short acostado en la cama.

La imagen que me formulé de él no era nada comparada con la que tenía delante. Parecía que iba al gimnasio, pues las piernas estaban bien definidas al igual que su abdomen.

Inmóvil, solo me dediqué a repasarlo con la mirada hasta que reparó en mi presencia.

-¿Qué haces? -me preguntó al ver que no me movía- No te quedes ahí, pasa que no muerdo.

Casi mecánicamente empecé a dirigirme al sofá que estaba al lado del armario.

Se levantó y cogió la mochila para sacar sus libros.

-¿No te vas a cambiar?

No me molestaba que anduviera así, pero no lograría concentrarme en el trabajo.

-¿Tienes algún problema con qué me quede así? Terminé de entrenar y no tengo ganas de ponerme más nada -dijo fríamente como si le importaran cuatro mierdas nuestra conversación-.

-No…ninguno -me limité a decir-

-Ah. Emepzaremos por lo más fácil, pero quiero terminar todo hoy. No quiero tener que ver tu cara otra vez en mi casa -eso último lo dijo más bajo pero igual pude oírlo-.

-Bien, tenemos que hablar de lo que pasó el otro día -le busqué la mirada hasta que la nuestras se cruzaron y me levanté del sofá-.

-¿De qué quieres que hablemos? ¿De como me dejaste en ridículo delante de toda la clase? Tranquila, ya está superado -su expresión pasó de ser fría a un poco molesta-.

-No sé que piensas de mí pero puedo asegurarte que está mal. Solamente era una conversación normal entre dos amigos que nadie debió escuchar -vale, si que puse lo de su testículo y creo que está haciendo demasiado drama por nada-.

-Si tú lo dices, pero yo no voy diciéndole a mis amigos ese tipo de cosas acerca del chico nuevo que solo quería ser tu amigo -intentó no gritar pero era obvio que quería estamaprme la cara con una piedra-.

Tomé aire para no perder la calma.

-Lo sient, sé que estuvo mal, pero por eso no puedes ponerme un cartel en la frente que diga que soy un moco de persona.

Noté como reprimió una risa, a mi también me dió ganas de reírme y no aguanté por lo que él me siguió.

-¿Moco de persona? Yo que pensé que ya había escuchado todos los insultos que se le podía hacer a alguien -se río tanto que hasta se le escapó una lagrimita-. Está bien, creo que exageré. ¿Podemos llevar la fiesta en paz y terminar, digo empezar con el trabajo? -volví a ver esa cara de llena amabilidad y confianza que me sonrió el otro día-.

Split Personality: La De Los Ojos Carmesí(pausada y en edición)Where stories live. Discover now