Capítulo 16: Otra vez al borde de la muerte

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Me quedé paralizada. Había puesto en el incinerador a esa mujer ¿por qué mierda estaba viva?

Hice lo primero que se me vino a la mente , enviarle un mensaje a Luka para que viniera cuanto antes. No se me ocurrió como podría ayudarme pero el tiene más experiencia en todo lo referente a lo sobrenatural de nuestras vidas.

En lo que llegó intenté buscar una explicación lógica para que esté aquí devorando a estos dos pobres chicos que lo único que querían era divertirse. Solo se me ocurrió una cosa ¿venganza?

Podía ser, todo en este mundo loco podía ocurrir. No me extrañaría nada si en una semana nos invadieran los extraterrestres o los ositos de goma que tanto nos gustan se revelaran y busquen venganza por comernos a sus hijos.

La idea de venganza no sonaba tan descabellada. Tal vez no estaba viva en realidad y es un fantasma con sed de sangre.

Luka llegó, le hice una señal para que entrara cuidadosamente sin hacer el menor ruido para que “la cosa” no notara nuestra presencia.

-¿Qué mierda es eso? -preguntó sin dejar de mirar como arrancaba cada extremidad de la ya muerta pareja-.

-Es la mujer que maté hace dos semanas. Recuerdo habértelo dicho.

Hizo memoria para recordar en que momento se lo había mencionado.

-Si ya recuerdo, no supiste como llegaste a matarla.

-En realidad si lo sé, lo recordé ayer cuando veníamos en el bus. Pero eso no importa ahora. La pregunta es como demonios esta viva, la ví haciéndose cenizas.

Okey, descubrí tantas cosas estos últimos días que pensé que nada me asombraría, pero esto ya era demasiado.

-Existe la posibilidad de que no este ni viva ni muerta.

Bien eso me dejo aún más confusa.

-Explícate.

-He escuchado leyendas acerca de este bosque, que las plantas que viven aquí tienen la capacidad de hacer volver a la vida por un corto período de tiempo o permanentemente.

Me le quedé viendo como una tonta intentando asimilar sus palabras.

-No pensarás que me voy a creer eso.

-Tiene más sentido de lo que piensas. ¿Recuerdas en dónde esparciste las cenizas?

-Creo que en esa área del bosque -señalé hacia unos arbustos- no estoy segura.

Hizo silencio por unos minutos y el único ruido que se escuhaba era el sonido de los huesos rompiéndose dentro de la boca de “la cosa” que en algún momento fue una atractiva mujer.

-Existe la posibilidad de que los restos se hayan mezclado con la tierra en las que están sembaradas las plantas que según los nativos afirman tener habilidades regenerativas.

Era muy descabellado lo que decía pero al mismo tiempo la repuesta más  lógica.

-¿Entonces qué carajos vamos a hacer para que vuelva al lugar que le corresponde; con los muertos, donde no puede hacerme nada.

-Eh… podríamos intentar regresar al lugar en que esparciste las cenizas y prenderle fuego.

¿Qué?

-Eso que dices no tiene sentido.

-¡Se te ocurre algo mejor!

No podíamos hablar alto, pero gritó y eso delató nuestra posición. Porque la cosa dejó de masticar los huesos de mis compañeros para dirigirse al lugar del que provenía el ruido. En otras palabras, venía a matarnos.

-¿En dónde está?

Sentimos unos gruñidos a nuestras espaldas, yo y Luka cerramos los ojos y nos giramos lentamente ¡Estaba ahí!

Echamos a correr hacia la salida. Pero fue más rápido que nosotros y nos bloqueó el acceso a nuestra única salvación.

-¿¡Ves lo qué hiciste!? -le reprochaba a Luka mientras el monstruo de acercaba lentamente en nuestra dirección.

Ambos nos abrazamos esperando nuestro final.

-Sarah, quiero decirte antes de pasar a mejor vida que me encantó acostarme contigo la otra noche.

-A mi también.

Parecía una de esas escenas de películas en la que los protagonistas antes de morir se dicen algunas verdades.

El abrazo se intensificó al ver que solo nos separaban unos dos metros.

La cosa se abalanzó contra nosotros. De repente mi collar comenzó a brillar. Sí, ese que me había dado el fantasma de Dan para alejarme de las alams malas que querían venir a por mí. Brilló con una luz cegadora y la cosa cayó al suelo, echando humo. Se había formado un campo de fuerza a mi alrededor.

¡Bendito collar!

Fue nuestra oportunidad. Corrimos todo lo rápido que pudieran nuestras piernas y llegamos al lugar en el que esparcí sus cenizas. Luka sacó rápidamente su encendedor.

-Espera ¿tú fumas? -extrañada-.

-¿No crees que no es un buen momento para hacer esa pregunta?

Tenía razón. Pero todavía habían muchas cosas que no sabía de el.

El monstruo de la alcaldeza se levantó y corrió hacia nosotros aún mas enfadado que antes.

-¡Apúrate! -le dije a Luka aterrorizada

-¡No quiere encender! -gritó desesperado intentando encender su fosforera.

-Se está acercando -le presioné para que se lo tomara en serio.

Estaba a punto de darme un ataque al corazón.

-¿Por qué mierda no enciende? -siguió, intentando lograr aunque sea una miserable chispita.

-Ya estamos muertos -ví que la cosa estaba a corta distancia de nosotros-.

-Vamos, vamos.

Cuando pensé que esta vez sí moriría, Luka logró encenderla y la tiró al suelo. Lentamente el fuego se fue expandiendo por todo el lugar.

El monstruo se tiró al piso retorciéndose por el dolor, al parecer si había funcionado. En unos minutos no quedó nada de ella. Se fue convirtiendo en cenizas que se esparcieron por el aire para luego desaparecer.

-Gracias Dan -dije al haber acabado todo, con las manos apretadas encima del colgante.

Ese niño me había salvado la vida.

Al cabo de un minuto el fuego se esparció por todo el bosque, provocando un gran incendio y Luka y yo nos fuimos como quien no había hecho nada.

Por suerte llegó la guarda forestal y llamaron a la estación de bomberos más cerca.

Nosotros volvimos a reunirnos con el resto del grupo.

Todos se veían muy preocupados ya que no aparecieron Marta y Ronald. Me contuve no se como las ganas de llorar al recoradar esa escena.

Le conté todo lo sucedido a Kill y la boca no se le cayó porque la tenía pegada, de lo abierta que se le quedó.

Al terminar me abrazó fuertemente y a ese abrazo se le sumó Luka. Kill lo dejó, no era momento para discusiones.

Las autoriadedes al no encontrar los cuerpos suponieron que se hayaban en esa área del bosque en que estalló el incendio y por eso no quedaron restos.

Ese mismo día pero más tarde regresamos de la excursión que debió ser una distracción para relajarme y que consiguió todo lo contrario.

No quise hablar con nadie, no podía hablar con nadie. Yo maté a Ronald y a Marta, indirectamente, pero los maté. Solo necesitaba estar sola, en mi tranquila y acogedora casa, que por suerte estaba vacía.

Tomé una ducha, me puse mi pillama de pingüinitos y cerré los ojos en un intento de olvidar todo el dolor que le causaría a las familias de los pobres chicos.



Split Personality: La De Los Ojos Carmesí(pausada y en edición)Where stories live. Discover now