Capítulo 21: ¿El monstruo tiene sentimientos?

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Un montón de recuerdos se apoderaron de mi cabeza.

Fue el verano pasado. Mi madre y yo quisimos ir a ver un desfile de moda celebrado en Italia y nos quedamos el resto de las vacaciones.

Allí hice algunos amigos con los que todavía mantengo algún contacto y una noche fui a divertirme y como siempre que salía a divertirme pasaba lo mismo, esta vez no fue la excepción.

Tengo un mal historial con el alcohol, tan solo unos dos vasos y ya estoy cantando canciones para niños y riendo como si me hubiera ganado la lotería.

Mis amigos se decidieron por la discoteca más glamurosa de la zona, solo para gente con mucho dinero. Afortunadamente yo era de esa gente con mucho dinero y no me costó entrar en la sala VIP. Allí pude encontrar incluso algunas de las modelos que habían en el desfile por el cual yo me encontraba aquí.

Como siempre pedí algo ligero -no quería cagarla frente a la alta sociedad- pero mis amigos prácticamente me metieron el champagne por la boca. Unos minutos después ya andaba toda pedo.

Salí a la pista y comencé a bailar, me reí de mi misma por los ridículos pasos que daba (nunca fui buena bailarina) y en un intento de un giro pisé mal y si no hubiera sido por un increíble chico rubio todos se hubieran reído esa noche de mi fatídica caída.

Automáticamente Afrodita se apoderó de mí y empecé a coquetear y bailar con el supuesto chico.

Ese era otro efecto del alcohol, me ponía como una hoya: caliente de cojones.

Lo demás pasó muy rápido,

Yo en una de las habitaciones privadas de la discoteca.

Yo besando al chico guapo y quitándole la camisa.

Yo recostada en la cama esperando a que se pusiera el condón que se encontraba sobre la mesita.

Y yo al otro día en el cuarto, sola en la cama y con una resaca terrible.

Después de eso no tuve más señales de él, pues no sabía ni su nombre ni su número, lo único que sabía era que talla de bóxer usaba.

Me sentí como una prostituta, solo le faltó poner dinero sobre la mesa.

La voz de mi madre me hizo salir de mi charla mental y cuando me di cuenta Maikol ya se iba. Subí a mi habitación y me metí en la ducha.

Ya con el agua calentita corriendo por mi piel intente razonar un poco.

Sí me acosté con él y si que me gustó, pero ya pasó. El no podría saber que yo vivía aquí ¿o sí? No, sería demasiado raro, o sea, con que fin vendría hasta mi país ¿para decirme que se divirtió conmigo y que viene a por la segunda ronda?

Como sea, ahora mi primer problema es recuperar ese recuerdo, aquel que siempre se corta antes de llegar a su final. No se por que pero presiento que es algo importante que yo debería ver. Estaba dispuesta a volver a ponerme el casco de Mía en la cabeza si eso esparcía un poco de luz en este pozo.

Al terminar en el baño bajé para cenar. Mi madre había preparado una cena deliciosa y luego de comer nos quedamos charlando un tiempo. Fue agradable, hace tiempo que no pasábamos un rato madre e hija y otra vez aquella pregunta rondó mi mente ¿ella sabía de lo que su querida hija era capaz?

No pude evitar preguntar y luego me arrepentí por romper esa agradable atmósfera que nos rodeaba.

-Mamá... ¿sabes exactamente por qué mi padre nos abandonó? -solté un poco nerviosa-.

Se había formado un nudo en mi garganta desde que vi esas imágenes de mi infancia.

-Es lo que te dije cielo, él se fue con otra -su expresión cambio totalmente a como se encontraba hace unos segundos. De risueña y amable paso a incómoda y preocupada.

Split Personality: La De Los Ojos Carmesí(pausada y en edición)Where stories live. Discover now