-Sí, me gustaría más, porque hacerlo ahora sería... Caótico- respondió.

-Demasiado-

-¿Crees que en el instituto acepten perros?- preguntó la chica.

Alec la miró confundido.

-¿Qué?-

-Ya sabes, quiero tener un perro, pero vamos a vivir aquí, así que ¿Aceptan perros aquí? ¿Es algo de shadowhunters?- cuestiona.

Alexander no pudo evitar soltar una carcajada ante semejante ocurrencia.

-Lamento decirte que los perros no son cosa de shadowhunters linda- contestó después de su risa.

Escuchó el sonido en forma de queja que salió de la boca de su chica.

-Bien, supongo que el perro tendrá que esperar un poco más- suspiró.

Se quedaron así, abrazados, con las manos en dónde ahora lucían orgullosamente la runa de amor. Alec era en definitiva el más fascinado por eso, quería marcarse con la rubia hacia mucho tiempo ya y aunque no sabía que había ocasionado eso, no podía estar más feliz.

Todos en el instituto lo notaban mas feliz, y parecía una locura que el Alexander que solo sabía decir no y mirar mal a todo mundo era ahora una persona más serena, seguía siendo como era, solo que ahora sí estaba feliz.

Ágatha se estiró los pocos centímetros que el azabache le pasaba, se colocó encima de él, dejando su cabeza en el huevo de su cuello, y con su mano daba caricias en su cabello mientras que Alec cerraba sus ojos del gusto.

-Por el ángel te amo tanto- dice en un suspiro.

La sintió dando un beso en su cuello, justo en dónde estaba su runa de bloqueo.

Los besos de la joven fueron esparcidos por todo el cuello de Alec, dejando salir un quejido al ver que el azabache ya se había colocado su camiseta.

-Sacatela- ordenó con poca paciencia.

Sabiendo lo que se aproximaba, Alec la sostuvo con cuidado, se sacó la camiseta y volvió a acostarse. Esta vez, cuando Agatha bajo a su cuello, pudo seguir su camino besando todo el torso de su prometido.

La rubia tenía una rara fascinación con las runas de Alec, por lo que se dedicó a besar cada una de ellas, eran besos húmedos, nada inocentes que dejaban al peli negro sin aliento.

-No hagas eso sí no vamos a hacer nada despues- advierte con los ojos cerrados.

Cómo respuesta sintió a Agatha sentarse en su hombría, cuando abrió sus ojos, la rubia lo miraba con una sonrisa traviesa y sin nada de cintura para arriba.

Con rapidez quedó semi sentado en la cama, y dirigió sus manos directamente a delinear el contorno de los pechos de Ágatha, para posteriormente darles un suave apretón a ambos, dejando que la rubia soltara un fuerte suspiro.

-Son perfectos, como tú- susurró en su oído.

La rubia lo besó desesperada, mientras que las manos de Alec seguían jugando con sus pechos y a veces viajaban hasta su cintura.

Ella no quiso perder el tiempo, ya que sabía que tenían poco, así que dibujó un camino con líneas imaginarias por todo el largo torso del azabache, y cuando llegó al elástico de sus boxers no frenó, sino que tomó entre sus manos su miembro y comenzó a masajearlo despacio.

Lo había dejado sin aliento por segunda vez, Alec siempre había sabido que las manos de Agatha hacían magia con él, pero pocas veces lo había comprobado, dado que él siempre llevaba el mando. Solo atinó a dejar un fuerte suspiro en la oreja de la chica al sentir como lo seguía estimulando.

𝗔𝗚𝗔𝗧𝗛𝗔 ━━ Shadowhunters (Sin Editar) Where stories live. Discover now