Alec pensó estar secretamente enamorado de Jace hasta que Agatha llegó al instituto... Desde ahí todo empieza.
【 Alec Lightwood x fem oc! 】
【 Season 1, 2 and 3 】
Historia concluida.
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Agatha se miró a si misma al espejo. estaba de blanco, con un vestido bastante holgado, el cabello semi recogido en una media cola, y con unos tacones algo bajos. Era el funeral de Jocelyn, los otros dos shadowhunters caídos, y los veintiséis hermanos silenciosos caídos.
Escuchó los golpes en su puerta.
-Está abierto- habló fuerte.
Alec entró a la habitación, vestido de blanco también. Era una tradición de los shadowhunters, en vez de negro utilizaban blanco.
-¿Estás lista?- pregunta.
Agatha solo asintió, caminó hasta estar frente a él y tomó su mano.
-¿Tú estarás bien?- pregunta.
Alec posó su mirada en otro lado, pero terminó por negar.
-No lo sé- respondió con sinceridad.
Ante eso, Ágatha solo dejó un beso rápido en su mejilla, y después una caricia.
-Vamos, prometo no dejarte solo- afirmó.
Los dos salieron de la habitación y caminaron en silencio hasta llegar al lugar de la ceremonia.
Vieron todo el panorama. Shadowhunters reunidos de blanco para honrar a los caídos, Clary estaba con Jace, abrazada y a punto de llorar, y los hermanos silenciosos que no habían sucumbido dejaban caer pétalos de rosas por los cuerpos de los que ya no estaban.
-Los que quedan tomarán lugar con los caídos. Los que quedan dirán el nombre de los caídos- dijo Aldertree.
-Heemano Mich- dijo uno de los hermanos silenciosos.
-Pulvis et umbra sumus- repiten todos en voz alta.
-Hermano Jeremiah-
-Somos polvo y sombras- se vuelva a repetir en la habitación.
-Jocelyn... Mamá- dijo Clary.
La pelirroja no pudo seguir, y se largó a llorar, siendo abrazada por Jace.
La vista de la Ágatha se dirigió a el chico detrás de ella. Alec también lloraba y sus ojos estaban rojos, así que junto ambas de sus manos con las de ella, dándole consuelo.
-Jocelyn Fairchild- habló Jace en alto.
-Ave atque vale, salve y adiós- repitieron todos en voz alta.
Los hermanos silenciosos pasaron por los cuerpos y con las estelas colocaron un dibujo en sus frentes, después, estos levantan las manos y una luz brillante en dirección hacia el cielo emana de todos los caídos. Había finalizado la liberación.
Ágatha abrazó a Alec, sin importarle que todos los vieran y que nunca se hayan demostrado cariño en público, sabia que su chico estaba mal y ella iba a acompañarlo, aún cuando ella también lo esté. La cabeza de Alec estaba en el espacio entre su hombro y su cuello, y la rubia podía sentir como las lágrimas del azabache le mojaban el vestido, mientras que este se aferraba a su cintura.
