—Así es —me aparta el—, es una tradición de todas las fraternidades. Usted fue joven, señor, estoy seguro que lo entenderá.

—Bueno...

—¿Sabia que unos de los juegos es estar casi al desnudo?, solo con el propósito de humillar al otro, ¿de eso se trata la juventud?

—Te recuerdo que tu también irás a esa fiesta —dice detrás mío

—En contra de mi voluntad —coloco mi mano en mi pecho y pestañeo

—¡Señor Jones!

Escucho a la directora, la miro. Se acerca a pasos rápidos mientras sonríe.

—Ya me parecía raro que no este en mi oficina, ¿cómo esta? —nos mira unos segundos

—Definitivamente no cómodo —nos mira de reojo, miro mal a William

—Le pido mil disculpas —coloca una mano en su espalda y comienzan a caminar—. No les haga caso, siempre pelean.

Frunzo el ceño, ya lo alejó demasiado. Yo iba a hacer la que le diera el recorrido y luego ya estaría en mi mano con las mentiras que le iba a decir.

—No te sorprendas lo duro que te daré luego de esto.

Chisto, golpeo su brazo.

—Cállate. No se suponía que tu estuvieras aquí.

—¿Hablas del intento ridículo que tuvieron tus amigas con detener mi auto? —se coloca de frente, me cruzo de brazos—, lamentable.

—¿Quién dijo que se terminó ahí? —se cruza de brazos

—Nadie, no dudo que intentaras algo lamentable de vuelta —ruedo los ojos, me mira de arriba abajo—. ¿Qué traes puesto?

—Es un traje casual —sonrío, mientras doy una vuelta

—¿Estas practicando para cuando seas abogada?

—Mis momentos de práctica llegarán pronto. Ahora, aléjate —muevo mi mano—, arruinas mi luz.

Paso por su lado pero coloca su mano en mi frente, me hace detener.

—¿Piensas ir e intentar arruinar nuestra reputación? —se coloca frente mío

—Tu reputación no tiene cura, yo voy a mejorar la mía —acomodo mi cabello

—Te estas portando muy mal, renacuajo —se acerca, frunzo el ceño—. Creo que esta vez tendré que encerrarte.

Rio.

—¿Crees que puedes encerrarme? —avanzo un paso, sonríe—. ¿Crees que me detendrás?, ¿crees que la persona que esta ahí te permitirá hacerlo? —señalo detrás suyo

Gira su cabeza y aprovecho para correr, paso por su lado dejándolo atrás.

Sonrío pero luego siento sus brazos cubrirme, mi pie se dobla y ambos caemos al césped. Me quejo pero me giro, jalo su cabello.

—Acabas de ensuciar mi traje —alejo su rostro

—Ven conmigo, te lo quitaré —aprieto mis labios

Golpeo su pierna y se queja, lleva sus dedos a mi nariz y la aprieta fuertemente.

Aprieto mis parpados y comienzo a golpear su muñeca, me quejo.

Me suelta luego de unos segundos, parpadeo y no espero, rodeo mis brazos a su cuello mientras lo giro.

—¡Oigan! —me maniobro para que quede más abajo y aprieto mis brazos, se remueve—, ¡dejen eso!

WandlungUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum