ETHEREAL ━━ klaus mikaelson ✓

chapter seven

▬▬▬▬ PARTE UNO,
CAPÍTULO SIETE

—NO SÉ SOBRE ESTO, LENA —Violet murmuró nerviosamente.

Ella y Elena se sentaron con la espalda contra la pared del sótano, esperando a que Elijah se despertara.

Habían pasado aproximadamente 10 minutos desde que Elena sacó la daga y aproximadamente 5 desde que dicho doppelgänger despertó a Violet. La rubia no estaba feliz por decir lo menos. Después de despertarse en medio de la noche debido a ese sueño y luego no poder volver a dormirse durante horas, Violet no estaba de humor para levantarse y lidiar con más drama original.

—Querías saber por qué no puedes morir, ¿verdad? Elijah es tu mejor oportunidad para averiguarlo —Elena persuadió. Violet suspiró derrotada. Su amiga tenía razón. Por el momento, Elijah es el único que podría darle las respuestas que necesitaba.

La habitación se quedó en silencio mientras las dos miraban al Original actualmente desecado. De repente, el cuerpo de Elijah comenzó a moverse, su espalda se arqueó violentamente mientras sus músculos se agrietaban.

Las dos chicas se apresuraron, se arrodillaron a su lado e intentaron calmarlo. —Elijah. Elijah, shh, está bien.

El Original miró a la morena con ojos grandes e incrédulos. —Katerina.

Mirándola una vez más, el cuerpo de Elijah cayó flácido cuando pareció perder el conocimiento durante unos segundos antes de que su cuerpo se tambaleara una vez más. Se puso de pie, jadeando por respirar cuando sus huesos estallaron. —¡No puedo, no puedo respirar!

Elijah cayó al suelo y se mantuvo en pie en el último minuto. —¿Qué me ha pasado?

Violet se apartó rápidamente mientras Elijah aceleraba hacia la puerta solo para ser bloqueado por una barrera invisible. Las chicas van a ayudarlo, sosteniéndolo lo mejor que pueden.
—No puedo, no puedo estar en esta casa.

Violet se dio cuenta. —No has sido invitado.

Elijah miró a las chicas. —Tienen que sacarme de aquí —Antes de que cualquiera de ellas pudiera moverse, el vampiro salió a toda velocidad de la casa, seguido rápidamente por las chicas.

Cuando finalmente lo alcanzaron, estaba agachado en el suelo en el umbral de la entrada. Se puso de pie para arremeter contra las chicas, pero una vez más fue detenido por una barrera. Elijah, respirando con dificultad, las miró. —¿Qué pasó?

Violet y Elena lo callaron, señalando hacia arriba y luego a sus oídos. —Te lo diremos. No aquí —Elena habló en voz baja—. ¿Puedo confiar en ti?

—¿Puedo confiar yo en ti? —Elijah susurró en respuesta con un tono helado.

Tomando una respiración profunda, Elena le tendió la daga que previamente estaba enterrada en su corazón. Vacilante, Elijah tomó la daga en su mano, dirigiendo a las adolescentes una mirada cansada.