capítulo 6; los amigos de Harry Potter

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❬❛❛ I'm Miss Sugar Pink ❜❜❭

Después de aquella escapada nocturna, Draco y Harry se habían unido más que nunca. Todo había comenzado con aquella vez que Draco raptó a Harry (no en realidad) por los pasillos solo para decirle que quería desayunar con él, la noche posterior Harry hizo lo mismo, y con un simple "quiero cenar contigo" y unos cuantos pucheros, Draco aceptó. Ahora no solo comían juntos, si no que comían, cenaban y desayunaban juntos y Harry no podría estar más feliz por eso. Y aunque Ron y Hermione le preguntaron en varias ocasiones en donde se metía, él simplemente optaba por cambiarles de tema u inventar alguna mentira poco creíble.

Draco era como un rompecabezas, siempre hallaba más y más cosas que complementaban el complicado tablero que era el rubio, y cada una de las cosas mejor que la anterior. Descubrió que el rubio era bastante inteligente, leía tanto como Hermione, sabía tocar el piano, jugaba quidditch desde los seis años y que no tenía ni idea de como cocinar. Harry amaba descubrir esas habilidades ocultas en Draco y con cada sorpresa, descubría que... en realidad, sí que se estaba enamorando del rubio.

Aquella era la noche donde los mayores de diecisiete años de cada colegio colocarían su nombre en el cáliz para ser escogidos para el dichoso torneo que tenía tan emocionado a Ron. Los alumnos y alumnas de Durmstrang y Beaubaxtons habían llegado el día anterior y todos (incluyendo a Ron) babeaban por los alumnos de intercambio. Y aunque si, Fleur Delacour era una de las chicas más hermosas que había visto en toda su vida no se comparaba con... otras bellezas que había en su misma escuela.

Harry veía como el fuego azul consumía los papeles de aquellos suficientemente valientes (o suficientemente tontos) como para concursar y se intrigaba cada vez más en quién sería el campeón de Hogwarts. Recordó la conversación que había tenido con Draco el día anterior:

—Dime por amor a Merlín que no estás pensando en concursar —dijo Draco con un semblante serio.

—¿Por qué querría hacer eso? —preguntó incrédulo.

—No lo sé, siempre has tenido deseos suicidas bastante preocupantes, Leoncito mío.

Harry se sonrojó por el apodo pero negó con la cabeza.

—No tengo deseos suicidas y no te preocupes, Dragón, prometo no concursar —dijo—. Y aunque quisiera, ni siquiera podría, Dumbledore lo prohibió.

—Como si ese viejo no tuviera preferencias por ti —dijo Draco recibiendo un suave golpe en el brazo—. ¿Qué? Estoy seguro de que cambiaría las reglas si tú se lo pidieras.

—Eso no es cierto.

—Claro que lo es, pero para ser honestos, ¿quién podría resistirse a esa carita tuya? Nadie. Así que no lo culpo.

Harry puso los ojos en blanco ante el comentario de Draco, pero rápidamente pasó a tener otra inquietud por aclarar.

—¿Viste a los alumnos de intercambio?

—Bueno, ayer entraron por la puerta del comedor, sería raro si no los hubiese visto.

—Tonto. Rió Harry —. ¿Y alguno te pareció... atractivo?

Draco le sonrió y dijo: —Si. Hay muchas chicas y chicos bastante lindos ahí, ¿sabes? A Harry se le encogió el corazón al escuchar eso, ¿acaso lo cambiaría y se iría con alguno de los o las de intercambio?

BubblegumWhere stories live. Discover now