~ Ladrón de noche ~

Mi decisión

*Narrado por Meliodas*

Apenas ví que Zeldris se fuera con Ban, subí a mi motocicleta y puse marcha a casa de Liz.

Liz era mi novia desde hacía ya 3 años, su padre Hans y mi padre eran socios en un negocio de lavado de dinero, y ella y yo nacimos el mismo año, nos diferenciaba los meses.

Yo era de julio y ella de octubre.

Desde niños nos llevamos bien, por eso al cumplir los 18,  nuestros padres nos informaron que teníamos que ser novios, no nos disgustó.

Al principio fue extraño, pero después nos adaptamos a eso.

Además Liz era una excelente amante.

Le gustaba hacer de todo en la cama.

Me encantaba esa parte extrovertida de ella.

Llegue a su casa y golpee la puerta.

Ella abrió en seguida y me sonrió.

Toda una belleza sin dudar.

Cabello rojizo corto, ojos azules, unos pechos grandes, cintura pequeña, piernas largas y torneadas.

-¿Que sucede mi amor? ¿Vas a pasar?-

Me había perdido en ver su figura, quizá porque sabía que sería la última vez que la vería.

Tuve esa necesidad de hacerla mía

La bese apasionadamente y le comencé a masajear los pechos.

-Hagamoslo aquí mismo mi amor, estoy sola en casa -

Me dijo entre besos y caricias.

Apenas logro cerrar la puerta, la despoje de toda prenda y la dejé desnuda en medio de aquella sala.

La tumbe en el sillón, y baje hasta la entrada de su sexo.

Mi lengua recorría cada parte de su vagina

Ella solo arqueaba su espalda y gemia de placer.

Metí mis dedos para estimularla más y ella gritó.

Me encantaba verla así, tan lujuriosa.

Me quite rápido el pantalón y de un solo golpe la penetre rápido y duro.

Volvió a gemir de placer.

La cargue en mis brazos y ella enredo sus piernas a mi cintura, brincaba una y otra y otra vez.

Nuestros cuerpos sudaban y el ruido de nuestros fluidos mezclarse sonaban en la sala.

Estaba por terminar y ella también, la coloqué en cuatro y la embesti tantas veces pude y lo más rápido posible.

Estaba por acabar y me salí de ella para meter mi miembro en su boca y así ella se tragó cada gota de semen que salió de mi

Liz me miraba feliz, satisfecha.

Ahora me sentía culpable porque estaba por terminar con ella.

Me vestí rápido mientras le daba la espalda, ella noto que algo estaba mal

Así desnuda me abrazo por la espalda y sentí sus pechos desnudos.

-¿Ocurre algo?-

Me preguntó dudosa.

Termine de vestirme y mire directo a sus ojos.

-Esta fue nuestra última vez juntos, vine a terminar con nuestro compromiso.-

Podía ver asombro y tristeza en sus ojos pero sobretodo enojo mucho enojo.

Me dió una bofetada mientras me maldecia

No le dije nada

Note que su mirada se cristalizó.

Me di vuelta y salí de su casa sin más.

Por fortuna no me siguió

Llegue hasta casa de Elizabeth

La veía sentada en su balcón mirando hacia las estrellas

Ella me daba una paz que jamás creí sentir

Solo estaba ahí de pie, mirandola

Ella se dió cuenta de mi presencia y me sonrió, me saludo con la mano, me hizo una señal y entendí lo que me dijo

Así que espere de pie, con las manos dentro de los bolsillos de mi pantalón.

Abrió la reja y me dejó entrar.

-Pasa, estoy sola en casa. Mi madre se fue de viaje nuevamente.-

Asentí con la cabeza y la seguí.

Entramos y nos sentamos en la sala.

Platicamos de miles de cosas en común.

Era increíble como ella podía hablar de muchas cosas.

Era muy culta e inteligente.

Mientras ella hablaba yo solo la veía embelesado con su ternura y su voz tan dulce.

Tenía un parecido con Liz. Pero al mismo tiempo eran muy diferentes.

Tomé las manos delicadamente de ella y le besé su mejilla.

Elizabeth se ruborizó.

Continuamos platicando el resto de la noche hasta que se quedó dormida en el sofá junto a mi.

La cargue en brazos y la lleve a su habitación.

La recosté y me quedé ahí de pie mirandola.

Ella era una chica muy dulce y tierna merecía a alguien mejor que yo.

Salí de su habitación, camine por el pasillo y baje hasta la sala.

Abrí la puerta y salí de la casa

Saque mi motocicleta y me dirigí hacia mi casa.