VII: Muerte y resurrección de un bailarín

122 22 38
                                    

TaeHyung y JiMin platicaron lo que Tae había escuchado la noche anterior y luego pasaron a otros temas para conocerse más. Todo mientras el omega menor se comía los chocolates que YoonGi le había regalado a JiMin.

— ¿Cómo es que tu alfa no sabe que eres alérgico a los chocolates?

— Es algo gracioso. No puedo molestarme con él porque es mi culpa, de hecho —dijo JiMin con una risita—. Durante el primer cortejo YoonGi me daba variedad de cosas y cuando se quedó sin ideas, optó por la vieja confiable: comprar chocolates. Cuando llegó a casa de mi padres con la caja estaba tan ilusionado que no tuve corazón para decirle que era alérgico a ellos. 

— No entiendo cómo aguantaste la risa cuando te entregó los chocolates hace un momento, yo en tu lugar hubiera estallado. Es que, después de tanto tiempo, debe ser demasiado tonto como para no darse cuenta.

— No es eso. Mira, mi madre se comió los chocolates luego de que YoonGi se fuera. Yo no pude decirle porque para ese entonces yo ya había caído un poco por él. Al día siguiente, YoonGi fue a recogerme para ir a la universidad como había acostumbrado y vio la caja vacía. De seguro asumió que me habían encantado y en la tarde llegó con otra caja de chocolates. Y al día siguiente de ese, otra. Y otra y otra.

— Y tu madre se los comía.

— Cada día le tocaba a alguien diferente. Un día a mamá, otro día a papá, otro día a mi hermano menor. Habían días en que se los repartían entre todos. Todos menos yo, obvio.

— ¿Y al pequeño nunca se le safó lo de tu alergia?

— ¡Nunca! Él sabía muy bien que decir lo de mi alergia era hacerme quedar como un payaso y encima perder su ración de chocolates.

— Vaya. Es un poco cruel.

— Al final, YoonGi patrocinó la glotonería de mi familia hasta que por fin nos mudamos juntos un poco después de terminar la universidad y él encontrara un trabajo.

— ¿Y luego?

— Luego... Hay un vacío inmenso. Me refiero a que... tantas cosas cambiaron. 

— ¿En qué trabajabas?

— Conseguí trabajo en una escuela de danza. Los más pequeños se comían lo chocolates.

— ¿Qué pasó con tu trabajo? —preguntó el menor confundido, si JiMin era tan bueno, ahora mismo debía estar trabajando.

— Me despidieron, luego de que alguien se enterara de las constantes peleas en casa. Dijeron que no era un buen ambiente para los niños. 

— YoonGi... ¿Te ha golpeado?

— No en realidad. Nos limitábamos a gritarnos, pero eso fue tiempo después. Al principio YoonGi y yo fuimos muy felices. Me marcó a los seis meses de habernos mudado juntos y siete meses más tarde nos casamos. Y dos años después, su trabajo aumentó y aumentó... Y yo entendí que YoonGi tuviera aspiraciones, ganas de querer llegar más alto en una empresa que le sobrecargaba pero eso significó también pasar yo a segundo plano. Pasó un año antes de nuestra primera pelea fuerte. Y otra cuatro meses después y otra luego de un mes. Y perdí mi trabajo porque me faltaba pasión.

— ¿Lo extrañas? Estar en el estudio de danza... ¿Cómo pierdes la pasión en algo que amas hacer?

— No alcanzas a imaginar lo mucho que extraño ir al estudio. Y no, mi pasión no se fue. Sigue aquí —contó JiMin con la voz a punto de romperse, su mano empuñando la camiseta a la altura del pecho—. Fueron las emociones que transmitía en mi danza. Mis movimientos se volvieron toscos, otras veces demasiado débiles. Verme bailar se volvió algo doloroso. Entonces simplemente dejé de hacerlo.

Can We Love Again?  ๛ yoonmin omegaverseWhere stories live. Discover now