Aire

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Cerró los ojos lentamente, envarando su cuerpo grácilmente y adquiriendo una postura defensiva. Sus brazos permanecían ambos extendidos. Uno delante suyo con la palma de la mano hacia el frente, dedos largos y delgados extendidos, y el otro sobre su cabeza. Su respiración permanecía constante, y el latido de su corazón empezaba a acelerarse progresivamente. Contra su pálida y tersa piel, podía sentir las gentiles caricias del aire fresco del primer día de otoño. La suave brisa haciendo mecer su larga cabellera índigo. Y-Yo puedo hacer esto... Se dijo, oscilando sus pestañas y descubriendo sus perlados ojos blancos. Frente a ella, a no más de tres metros, pudo observar la postura rígida de Neji; quien la aguardaba expectante.

Suave, pero con firmeza, exclamó —¡B-Byakugan! —y las venas de sus temples se marcaron contra la piel que rodeaba sus ojos. Las pupilas blancas, habitualmente invisibles a la vista, resaltaban agrietadas contra el iris del mismo color. Al otro lado, observó a su primo hacer lo mismo.

Habían pasado cuatro días ya, desde aquel día en que Tenten había visitado curiosamente a su primo en el complejo y desde que ella se había encontrado con Kiba en el claro del bosque. Siete días y siete noches desde que el que una vez había sido el barrio Uchiha había ardido en flamas negras por Sasuke y en el horizonte estas ya se estaban extinguiendo. El humo que obstruía el cielo celeste poco a poco había ido desapareciendo y ya casi no quedaba nada que evitara a los cálidos rayos del sol llegar a besar la tierra bajo sus pies. Pero, por sobre todo lo demás, habían pasado demasiados años desde que habían dejado de ser niños. Y a Hinata le gustaría creer que en todo ese tiempo ella había cambiado, que en todo ese tiempo ella había mejorado.

P-Padre y H-Hanabi-chan e-están observando... Pensó, dando una profunda bocanada de aire. Esta era su oportunidad de demostrarles cuanto había crecido, cuanto se había esforzado para poder ser más fuerte y ser digna miembro del clan Hyuuga. Por años, había permanecido en las sombras. Ocultando sus rodillas raspadas y sus lágrimas de tristeza. En silencio, había entrenado y se había vuelto más fuerte, quería creer que ahora tenía más confianza también. Pero no podía decir que todo eso lo hubiera logrado sola. Era cierto, en un principio había estado completamente sola al punto de ser invisible. En la academia, había deseado tener más confianza para poder hacer amigos varias veces; pero nunca había logrado armarse de valor alguno para hablarle a alguien. Por eso, había observado a Naruto en silencio. Solo como ella, y había deseado acercarse y decirle que ella también estaba triste porque aunque tenía una familia igual se sentía sola. Y, quizá, si hubiera hecho eso, las cosas hubieran sido muy diferentes. Podría haber estado cerca de él, como tanto había deseado, y haber sido su amiga o quizá más. Pero las cosas no habían resultado de esa forma y no tenía sentido seguir pensando en ello.

Después de todo, a lo largo de su vida había encontrado otras personas –además de Naruto- quienes la habían ayudado a mantenerse en pie. Kurenai había sido una de ellas, sino la primera, en ayudarla a no caer en el olvido y la desesperación de la soledad. Si no fuera por ella, Hinata nunca hubiera sido ninja, porque su padre ya se había resignado a su fracaso. Después, estaban Shino y Kiba. Sus primeros amigos, como a ella les gustaba decirles –aunque Shino prefería la palabra camarada (que era una forma más formal de decir lo mismo, al menos para él) y a Kiba no le agradaba demasiado hablar de las cosas, porque se incomodaba; lo cual Hinata encontraba curioso, viniendo de alguien tan abierto y extrovertido como lo era él-; ellos la habían ayudado a crecer. La habían protegido y la habían ayudado a entrenar. Le habían tenido paciencia, por sobre todas las cosas (incluso Kiba y la paciencia no era un don que el castaño poseía), algo que nunca nadie antes había tenido con ella. Y por ello, Hinata había deseado ser más fuerte; para no convertirse en una carga para ellos.

Pero había tomado unos años más para recobrar otra persona importante en su vida: Neji. En un principio, cuando lo había conocido por primera vez, había pensado que era un niño agradable. Le había agradado su sonrisa, Neji había tenido una bonita sonrisa y era una verdadera lástima que las circunstancias de la vida se la hubieran robado. Aunque también debía admitir que se había sentido tímida en su presencia, ya que él era más grande y alto que ella. Eso último difícilmente había cambiado a lo largo de los años. Su primo aún la intimidaba. Pero ahora lo hacía de una forma agradable, por así decirlo. Neji inspiraba respeto, admiración; cuando lo había vuelto a ver en los exámenes chunin le había causado tristeza la mirada en sus ojos. Pero ahora que lo veía, siempre que lo hacía, solo deseaba ser como él de fuerte.

4X:AireWhere stories live. Discover now