—¿Aprovechó también la oportunidad para observar las estrellas anoche? El cielo estaba cuajado de ellas.

Le costó un segundo recordar la irreflexiva afirmación de que era todo un astrónomo aficionado que había hecho la noche en que le presentaron a los Malik.

—Me temo que soy más bien un entusiasta de sillón.

—La mayor parte de la sociedad no tiene, hasta hoy, ni la más ligera idea sobre cuál es el campo de estudio de lord Malik. Me avergüenza confesar que yo misma no tenía ni idea de sus intereses científicos hasta bastante después de casarnos. ¿Cómo conoció sus publicaciones, milord, si no le molesta mi curiosidad?

¿Cómo? «Mi hijo no ha vuelto a ser el mismo desde su desdichado aborto en marzo, hace dos años. Pero su reciente amistad con lord Malik ha tenido un efecto muy saludable en él», recordó.

—Leo trabajos científicos y técnicos de forma habitual, tanto para satisfacer mi interés como para mantenerme al día de los últimos avances. —Hasta aquí, era sincero—. No se puede pasar por alto la brillantez de lord Malik.

La segunda parte tampoco era mentira. Lord Malik era, sin ninguna duda, brillante. Pero era solo un astro brillante en una galaxia de lumbreras, en una época en que los avances en el conocimiento humano y las proezas mecánicas surgían rápida y febrilmente. Harry no se habría fijado en él de no haber sido el primer enamorado de Niall.

—Gracias —dijo lady Malik, resplandeciente—. Comparto totalmente esa opinión.

Se alejó con un cordial gesto de despedida.


...

Catorce horas y cuarenta y tres minutos. ¿Es que el día no se acabaría nunca?

—Le ruego que me disculpe, sir Styles.

Niall interrumpió la búsqueda de Josh entre la multitud que había en casa de los Carlisle.

—Señorita Carlisle.

—Josh me ha pedido que le diga que está en el jardín —dijo la señorita Carlisle—. Detrás del enrejado de las rosas.

Niall estuvo a punto de soltar una carcajada. Solo a Josh podía ocurrírsele mencionar —a una mujer que lo amaba en secreto, nada menos— que estaría «detrás del enrejado de las rosas», un lugar recluido, que favorecía conductas no toleradas en un salón de baile.

—Gracias, no debió de haberla molestado.

—No es ninguna molestia —dijo la señorita Carlisle, en voz baja.

La señorita Carlisle era más atractiva que bonita, pero tenía unos ojos brillantes y un ingenio agudo y rápido. A los veintiun años, esta era su cuarta temporada pero parecía que no tenía ningún interés en el matrimonio, puesto que, al cumplir los veinticinco, tendría el control de una considerable herencia, y puesto que había rechazado todas y cada una de las proposiciones que le habían hecho.

¿Seguiría todavía sin casarse, si Josh no se hubiera enamorado locamente de la colección de arte de Niall? Josh creía que ambos eran almas gemelas que sentían vivamente el paso del tiempo, la pérdida de una primavera que se iba desvaneciendo lentamente y lo inexplicable de las alegrías y tristezas de la vida, cuando, irónicamente, había comprado los cuadros únicamente con la esperanza de complacer y ablandar a Harry.

Acuerdos Privados [narry] adaptadaजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें