ᴩʀɪɴᴄíᴩᴇ ᴅᴇ ꜱᴀɴɢʀᴇ//𝓑𝓸𝓾𝓷𝓟𝓻𝓮𝓶 ♡ 4 ♡

CAPÍTULO 4

―¿Cómo te sientes, mí Príncipe?

Prem arqueó una ceja mientras miraba por encima de su hombro al hombre que lo abrazaba ―¿Mí Príncipe?

Boun hizo rodar sus ojos. ―No preguntes.

Prem se rió entre dientes. ―Pero quiero preguntar.

Se giró en los brazos de Boun, inclinándose hacia atrás para mirar al hombre que se había vuelto tan fascinante en tan poco tiempo. Aún no había tenido el valor para hablarle a Boun acerca de su acoplamiento.

Tal vez él querría evitarlo.

Boun parecía bastante seguro de que un vampiro y un hombre lobo nunca podrían tener una relación a largo plazo. Prem no manejaba bien el rechazo.

―Soy un Príncipe, ya sabes ―Prem indicó altivamente―. No estoy acostumbrado a que mis solicitudes no sean respondidas de inmediato.

―Soy un hombre lobo, Príncipe ― contestó Boun―. No estoy acostumbrado a responderle a nadie excepto a mi Alfa.

―Por el momento puedes considerarme tu Alfa.

―No lo creo, Gordito ― se rió entre dientes, negando con su cabeza―. Creo que prefiero mantener nuestra relación en igualdad de condiciones.

―Entonces, ¿Admites que tenemos una relación?― Prem no pudo esconder el pequeño temblor en su voz. Él lo supo cuando Boun frunció el ceño.

―Nosotros tenemos algo, Alteza ― respondió Boun―. Simplemente no he descubierto qué.

―¿Me lo dirás cuando lo hagas?

―Serás el primero en saberlo― murmuró Boun mientras bajaba la cabeza―. Lo prometo.

Prem gimió cuando los labios de Boun tocaron los suyos. Oh, él podía besar como nadie que Prem hubiese conocido anteriormente.

No sólo besaba, lo devoraba, robando hasta el último aliento de sus pulmones. Podía vivir de sus besos todo el día.

Cuando las manos de Boun se movieron bajo la bata para agarrar su desnudo culo, acercando su cuerpo contra el hombre más grande, Prem supo que necesitaba reevaluar la idea. Tal vez le gustaría un poco más.

―Esto sería mucho más divertido si tú te desnudaras ―susurró Prem contra los labios de Boun.

Boun se apartó, sonriendo mientras se alejaba un paso de Prem ―Esa es una orden que creo puedo seguir, Alteza.

La boca de Prem cayó abierta mientras Boun rápidamente se quitaba sus jeans poniéndose de pie en toda su hermosa gloria. Había visto desnudo a Boun la noche anterior, pero no había estado en condiciones de disfrutarlo. Ese no era el caso ahora.

Prem miró su erección, con ganas de más. Quería tocarlo, lamerlo, explorar cada pulgada del magnífico hombre que se mostraba ante él.

Prem sonrió.

Lo que quiere el Príncipe, el Príncipe lo tiene y quería a Boun.

Prem empezó a caminar hacia atrás al dormitorio, doblando el dedo hacia Boun. Sabía desde el principio que él tendría a ese hombre en su cama. Era solo cuestión de tiempo y el tiempo había llegado.

―Ven conmigo, mi amor.

Boun sonrió. ―¿Y otra vez estremecerás mi mundo?

―Lo puedo garantizar ―le aseguró Prem a su amante mientras dejaba caer la bata al suelo.

Boun flexionó los músculos de sus brazos y gruñó, Prem chilló, giró y corrió a saltar en la cama. Un gran peso cayó sobre él, empujándolo en el colchón. Prem se retorcía mientras una larga y húmeda lengua acariciaba su cuello. Empezó a darse la vuelta, gruñó cuando Boun lo empujó de nuevo hacia el colchón.