CAPÍTULO 3

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Pequeñas réplicas de su orgasmo seguían ondulando por el cuerpo de Boun cuando bebió otro sorbo del zumo de naranja que Prem le ofreció. Se sentía débil, mareado, y en absoluto preparado, para lo que había pasado entre él y el Príncipe vampiro.

Había sido la experiencia sexual más exquisita de su vida. Cuando Prem le prometió que era lo más fuerte de su mundo, Boun nunca pensó que le estuviera diciendo la verdad. Pensó que Prem sólo alardeaba sobre su habilidad.

Una simple mamada y Boun estaba más que listo para acostarse en la cama y dejar que el Príncipe hiciera lo que quisiera. Se sentía como un esclavo deseoso de experimentar todo lo que Prem pudiera mostrarle.

Boun se sentía más confuso por el hecho que no podía dejar de oler a Prem. Por alguna razón le era necesario tener el olor de Prem en su cuerpo o se marchitaría y moriría. Se sentía casi obsesivo al respecto. 

―¿Estás bien? ―le preguntó Prem desde el otro lado de la mesa―. ¿No bebí demasiado?

Boun negó con la cabeza.

Se sentía un poco aturdido, pero no estaba seguro de si era porque Prem había bebido su sangre o por haber tenido dos tremendos orgasmos hacía solo un rato. Cualquiera podría explicar su condición actual.

―No, estoy bien, gracias.

―Yo te lo advertí, mi amor. 

Boun frunció el ceño. Prem lo llamó querido casi desde su primera reunión. Desde el sexo oral e independientemente de lo que fuera, había empezado a llamarle mi amor. Era muy emocionante, excitante, y sólo un poco extraño. Boun levantó la vista para ver a Prem tomar otro sorbo de su merlot. 

Al hombre realmente le gustaba el vino. Boun no podía dejar de preguntarse qué más le gustaría. De repente sacudió su cabeza. Tenía que dejar de pensar de esa manera. 

Prem era un Príncipe vampiro. 

Él era un lobo.

No importaba cuánto lo deseara, una relación entre ellos nunca funcionaría. 

―Dijiste que me morderías en el muslo, no en el pene.

Prem se rió entre dientes. ―Sí, bueno, era demasiado tentador como para ignorarlo. 

Sí, claro, échale la culpa al lobo, pensó Boun mientras intentaba reprimir su sonrisa. La idea de que Prem perdiera el control gracias a él, le emocionaba. Quería hacerle perder el control. Quería hacerlo rogar. Quería hacer que el hombre sólo tuviera ojos para él por el resto de su
vida. 

¡Alto! 

Boun se puso de píe y caminó hacia la ventana para contemplar la nada. 

¿De dónde demonios había venido ese pensamiento?¿Por qué se sentía de repente tan obsesionado por alguien al que acababa de conocer? ¿Un hombre que nunca podría ser suyo?

Necesitaba controlarse antes de hacer algo realmente estúpido, como pedirle al Príncipe poder joderlo contra la pared y nunca dejarlo ir. Y estaba muy cerca de hacer precisamente eso. Tenía las palabras en la punta de la lengua.

Poner distancia sería lo mejor para él en este momento, Boun se giró hacia Prem para decirle que necesitaba volver a su habitación cuando vio una mirada de angustia cruzar la cara del hombre. 

―¿Prem? 

La angustia de Prem se convirtió en dolor en su cara cuando el Príncipe envolvió sus brazos alrededor de su estómago y gimió. Boun corrió a su lado, arrodillándose en el suelo junto a sus pies. Le empujó los mechones de cabello negro de su frente hacia atrás con la mano para ver su pálido rostro. Ahora se le veía más pálido de lo habitual. 

ᴩʀɪɴᴄíᴩᴇ ᴅᴇ ꜱᴀɴɢʀᴇ//𝓑𝓸𝓾𝓷𝓟𝓻𝓮𝓶 ♡ 4 ♡Where stories live. Discover now