Calm like you

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El humo del cigarrillo se colaba por la habitación, un vaso de whisky a medio llenar se posaban sobre la mesa y la luz de los últimos rayos del sol entraron entre las cortinas de ese pequeño apartamento. Oikawa tosió y unos cuantos pétalos de flores de cerezo salieron de sus labios, frunció el entrecejo mientras leía la invitación de bodas que había llegado por correo.

Iwaizumi se casaba con una chica realmente hermosa y él... Sería el padrino de su mejor amigo de la infancia y de su amor más antiguo, pero no correspondido. Le dio una calada al cigarrillo mientras dejaba la invitación a lado de una fotografía vieja de ellos dos cuando eran niños.

Jamás tuvo el valor de decirle lo que sentía, siempre supo que sus sentimientos no serían correspondidos y eso lo comprobó el primer día que vomitó esos molestos pétalos de un rosa pálido. Su visita al médico no había sido grata, su sospecha de que había enfermado de amor había sido confirmada tras unos cuantos estudios, el diagnóstico era claro: sufría de Hanahaki

Sólo quedaban algunas cuantas opciones y siendo sinceros ni una era viable. Podría olvidar su enamoramiento, pero no estaba seguro sobre si podría lograrlo; podría someterse a cirugía para que removieran las flores que se atrevía a crecer en su pecho sin piedad, pero el costo era alto. No estaba dispuesto a perder la capacidad de amar de nuevo o tan siquiera sentir, no. Eso sería cruel para su persona. Cómo última opción era esperar su muerte segura, lo cual era probable que ocurriera pronto.

A juzgar por el tiempo que ya había pasado y la cantidad de pétalos que ya vomitaba inquiria que no le quedaba mucho tiempo, así que desde hace mucho tiempo se había resignado a su inminente final.

Apagó el cigarrillo en el cenicero mientras tomaba una chamarra de piel negra y se dirigía a la entrada para calzar un par de botines estilo militar. Hoy le tocaba presentarse en el mismo bar de siempre.

Tooru era un excelente cantante y guitarrista, sin embargo su condición sólo le había permitido realizar pequeños conciertos como solista en un bar de mala muerte, había días buenos y otros malos. A veces podía cantar sin interrupciones y otras veces el dolor en su garganta le impedía tan siquiera llegar a alguna nota.

Esperaba que hoy fuera un día bueno.

Tomó su guitarra y salió con dirección al bar, se presentaría en un par de horas y había recibido la noticia de que Kuroo iría a verlo y que llevaría un amigo con él.

El pelinegro y él se habían conocido en la universidad, Oikawa decidió estudiar Literatura Japonesa mientras que  Tetsurō Literatura Inglesa, en un principio no se llevaban bien, parecía que sus personalidades estaba hechas para chocar constantemente, sin embargo después de un tiempo aprendieron a tolerarse y posteriormente a llevarse lo bastante bien como para convertirse en grandes amigos, siendo el principal punto de convergencia el voleibol, ese deporte que ambos habían jugado durante su estancia en preparatoria. Ambos se contaron sobre sus entrenamientos y tácticas y Kuroo lamentó el hecho de que el castaño no pudiera asistir nunca a una nacional, estaba seguro que probablemente su amistad hubiera iniciado de mejor forma.

Desgraciadamente el alma del castaño había caído en hábitos para nada saludables para aliviar sus penas entre el que más destacaba era su afición al whisky o tequila limpio y un cuadro de LSD de forma ocacional obligándolo a dejar el deporte y su colegiatura por su falta de concentración. A pesar de sus esfuerzos el pelinegro no tuvo otra opción que dejarlo ser, pues no tenía idea de cómo intervenir sin generar molestias, sabía del amargo sabor que deja el primer amor y guardaba la esperanza de que algún día ese sentimiento desapareciera por su propio bien.

Sin duda una tarea complicada, tanto que las raíces de las flores germinaron sin permiso alguno.

Oikawa esperaba que no vomitara en el escenario, ese sería un golpe bajo a su reputación por segunda vez. La primera ocasión en que los pétalos salieron de sus labios fue en una presentación dónde Iwaizumi había ido a verlo durante su estancia en preparatoria, ambos eran jóvenes y Tooru recién había hecho su debut en el mundo de la música, fue una desgracia pues en todo en el bar no se dejaba de escuchar murmullos y rumores sobre quién era el amor no correspondido del soltero más codiciado del lugar. Después de eso Hajime no había ido a verlo más pues pensaba que sería mala idea cuando había visto a su viejo amigo en un estado vulnerable, tampoco tocó el tema aunque Oikawa lo deseara, quería decirle lo que sentía incluso si era por pura coincidencia, pero eso, en el contexto actual, era una mala idea.

Why'd you only call me when you're high?Where stories live. Discover now