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Con lágrimas en los ojos, corría rápidamente hacia el lugar que consideraba su hogar, extasiado con la manera en que todo había salido en aquella reunión a la que tanto temía.

A pesar de lo hostiles que se vieron sus "hermanos", no hubo oposición al prohibir por completo las batallas entre canes, siendo él el principal defensor de los cachorros que tan vulnerables se encontraban ante la intensa agresividad de los adultos. El poder hablar por sí mismo dando su opinión sincera acompañada de argumentos racionales fue gracias a la confianza que le había dado su mejor amigo, Popee, al que no podía contener ya las ganas de volver a ver y contarle sobre la gran hazaña que había logrado, y el como pensar en el ánimo que le brindó fue punto clave para poder cambiar el curso que la vida de aquellos cachorros había tomado.

Corría cada vez con más fuerza, imaginando la expresión de orgullo de su compañero, sin embargo, tan pronto llegó al centro el cual era rodeado por carpas, pudo notar algo extraño.

Papi se encontraba de espaldas a su dirección, parecía observar algo más pequeño que él. Debía encontrar a Popee primero, sin embargo, la curiosidad lo invadió y fue a ver qué era lo que tenía tan cabizbajo a ese hombre.

Al acercarse, echó su cabeza a un costado para observar lo que se encontraba oculto por la altura del señor. Pudo observar una cruz.

Una cruz.

Sintió un desbalance en su cuerpo, la sensación causó un mareo que lo dejó en el suelo. Su vista se encontraba borrosa, pero esto no le impidió leer el nombre adjunto a las dos tablas.

"Popee".

Sentía la sangre corriendo dentro de su cráneo, una presión incómoda que hizo que su vista se oscureciera incluso estando consciente. Su mente no lograba procesar lo que estaba ocurriendo. Pudo sentir como un par de manos cubiertas por unos guantes blancos lo sostuvieron, pero aún así no podía recuperar el equilibrio, y a pesar de que lograba visualizar una boca moviéndose, no podía escuchar más que un zumbido.

La sensación le recordó a un día caluroso en el que Popee le había convencido de armar una pequeña piscina en la arena. Fue un trabajo difícil, pero incluso en un lugar tan árido pudieron crear un ambiente suficientemente estable como para crear un gran charco de agua en el cual se zambullirían. El pelaje de un lobo puede causar muchos problemas en un área como esa, insolaciones, deshidratación, por lo que no fue extraño que Kedamono decidiese sumergirse por completo en el agua.

Debajo podía ver como Popee le decía unas palabras, sin embargo, no podía escucharlo, el agua causaba una reacción que hacía que sólo escuchase un zumbido. Aquel día pudo sentir la agradable sensación del agua fresca y el silencio rodeándolo, mirando hacia arriba podía observar el cielo siendo desfigurado por las pequeñas mareas causadas por el chapoteo de su amigo.

Ese día su cuerpo se sintió en paz, al igual que su mente.

Esa fue la única manera en la que pudo comparar el zumbido que no le permitía escuchar a la persona que lo sostenía, irónico, puesto que en esta ocasión sentía absolutamente todo menos paz.

[ ... ]

Abrir los ojos fue una tarea complicada, la desorientación causada por un desmayo es común, aun así, lo primero que buscó al centrar su mirada fue a su amigo.

Popee.

Una palpitación golpeó su cabeza desde el interior de la misma, llevando su pata hacia su frente por la presión que le causó. Volteó hacia los lados erráticamente, buscando algo que seguía sin aceptar que ya no estaba ahí.

Se levantó de forma brusca, apoyándose en una pared para no tropezar, su mirada barriendo la carpa completamente, buscando la salida. Una vez logró hallarla, se balanceó dolorosamente hacia esta, notando desde hacía unos momentos que la noche ya había caído. Tan pronto salió se topó con el mismo hombre que lo había cargado hacia el interior de la carpa.

~ Flower crown ~ [Popee the performer]Onde histórias criam vida. Descubra agora