—Extraño a Carol —chilló de pronto, giré a verlo sorprendido.

—¿Qué les pasó? Nunca me lo dijiste, pero siempre hablabas de ella con mucho amor.

—Se cansó de mí y mi obsesión con mi trabajo, o al menos eso es lo que dijo. Un día llegué a casa, y me presentó a su nuevo novio, Jerry.

—¿Tu esposa te presentó a su nuevo novio? —pregunté repitiendo lo que dijo, porque no terminaba de procesarlo.

—Ya estábamos separados, por pedido suyo, claro. Pero la situación no parecía ir hacia un final, de hecho, estaba la posibilidad de volver a estar juntos. Y un día llegué, me presentó a su novio y... —movió un poco las manos en el aire—, divorcio. Y se quedó con la casa porque nos casamos con bienes separados. ¡Yo pagué por casi toda esa casa! —Rob bufó.

—¿No tienes forma de reclamar? No lo sé, ¿algún abogado?

—No lo sé, supongo que podría ser, pero ya no quiero hacerlo. Decidí dejarla tranquila, yo iré por otro camino. En algunos años más me jubilaré, mi sueño fue trabajar para vacacionar en un crucero junto a Carol, por obvias razones, ya no será con Carol; pero lo del crucero sí quiero hacerlo.

Una corriente cruzó mi interior al darme cuenta que Rob no estaría siempre conmigo. A veces uno no se detenía a pensar, que las personas no eran eternas, por más que uno quisiese.

—Si ese es tu sueño, entonces adelante —comenté mirándolo.

—Otro sueño mío es poner mi propia productora discográfica, ¿qué te parece eso? —me preguntó.

—Pues eso suena estupendo, la verdad, me sorprende que no lo hayas hecho ya.

—Lo iba a hacer antes de conocerte, Nick. Aquel día que llegaste con esa guitarra, yo estuve a punto de renunciar. Me dije a mí mismo, que, si la audición del muchacho no funcionaba, esa sería mi señal para salir de ahí. Pero luego cantaste y algo hizo que me quede.

—No puedo imaginar qué hubiese sido de mí sin ti en Hook Records —comenté—, Andrew hizo lo que quiso conmigo, pero sé que, sin tu presencia, podría haber sido peor. Así que te agradezco por abogar por mí siempre que pudiste.

—¿Por qué esto suena a una despedida, Nick? —dijo Rob frunciendo el ceño—. Si tú sigues cantando después de esto, me encantaría tenerte en mi productora. Esto no es el final. Todavía hay muchos más capítulos que descubrir —mencionó y se acomodó en el sofá—. Tienes una vida por delante, Nicholas. ¿Sabes que aún queda mucho por escalar? Estás tomando un pequeño descanso en esa vida llamada montaña rusa. Tendrás nuevos altos y bajos, pero de eso se trata, creo yo. Compensar buenos y malos momentos. Sé que todo se ve un poco gris ahora mismo, pero mejorará... Eso espero —dijo eso último entre risas—. Es bueno que quieras tratarte, ir a terapia será bueno para ti. Y deberías seguir. Cantar es algo que amas, y lo sabemos todos. El día que te conocí, me dijiste tan seguro que habías estado esperando por una oportunidad así desde que llegaste, y me demostraste solo con acciones, es decir, con tu talento, que así era. Desde ese momento, no dudé de lo que podrías ofrecerle al mundo. Has sido fuerte, y te admiro por eso.

Sonreí de lado y miré al suelo.

—Espero volver a tener las ganas de comerme al mundo como antes, y prometo que, si sigo cantando, te buscaré. Eso sí, por ahora, si necesitas un socio monetario, me tienes a mí para ayudarte en lo que necesites.

—¿En serio? —preguntó emocionado.

—Por supuesto, Rob. Creo en ti y en tu talento para encontrar talento —reí un poco—. Tú confiaste en mí cuando pocos lo hacían, y yo te estaré eternamente agradecido. Eres como un padre para mí, pero también eres un gran amigo. Sé que he sido un poco tonto, y este último episodio me terminó de despertar. Aún no me doy cuenta de muchas cosas, y las noto cuando tú, Bianca o Bee me las dicen, pero quiero hacer las cosas bien. Y por eso voy a destruir a Andrew hasta que no le quede un mísero pedacito de poder —dije tranquilo, Rob alzó una ceja.

Luces, música y acciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora