El príncipe soltó de nuevo su espada, se agachó y comenzó a hacerlas, sabía que le iba a costar.

Mientras tanto. Hwasa caminaba a prisas, mirando por cada pasillo.

Eunha la encontró. —¿buscabas a alguien?—

—sí, he tratado de charlar con Jungkook pero no logro alcanzarlo, primero desayunar, luego sus clases, fue a la biblioteca, no sé dónde se encuentra ahora tu hermano multiusos.— ella dijo rendida.

La menor rió suavemente. —está entrenando con mi padre, a la mediante están por terminar, en el jardín principal.—

Hwasa hizo una reverencia y caminó hacia allá, encontrándose con Taehyung quien caminaba saliendo del lugar.

Princesa Hwasa.— dijo e hizo una reverencia con el rostro.

Ella hizo una de cuerpo completo, sonrió, miró por la puerta y Jungkook hacía lagartijas, parecía no terminar.

Suspiró. Tenía que hablar con alguien sobre lo de Hoseok, por primera vez en su vida estaba confundida, besarlo no le pareció desagradable, incluso le había gustado probar lo dulce de su beso, eso era lo que la tenía confundida.

Taehyung notó su rostro de preocupación. —¿está todo bien?— él con sutileza.

Hwasa lo miró, pensando en comentarle, Taehyung podía entenderla él es un enamorado, pero se trataba de su hermano y sólo confiaba en Jungkook para hablarlo abiertamente.  —sí, con permiso príncipe.— se retiró y esperaría a la noche para hablar con él.

Taehyung no le tomó importancia, decidió dar una vuelta por el castillo con calma pero al pasar por la entrada, las puertas se abrieron.

Leeteuk entraba con todas las cosas del príncipe Kim, se acercó y lo saludó con un gran abrazo.

príncipe, he traído tus cosas y verás, las más importantes vienen aquí, las guardé personalmente.— le entregó un sobre, algo abultado con varias cartas dentro.

Taehyung las tomó y agradeció, lastimosamente Leeteuk se tuvo que marchar y el príncipe fue a los aposentos con Eunha a darle lugar a sus pertenencias, ocultando bien sus cartas.

Jungkook terminó de entrenar y fue justo a darse un baño, el atardecer los alcanzaba.

De dirigía a sus aposentos en toalla, secandose el cabello con la mano, se sentía cansado. Entró sin fijarse y cerró la puerta, dejó caer la toalla al suelo y escuchó un grito en la habitación.

¡por Dios!— Hwasa quien venía entrando del balcón se giró.

¡oh, disculpa!— subió la toalla —espera, son mis aposentos.— ofendido.

igual toqué tu mano, no es la primer vez que te veo sin ropa, al igual que a Taehyung.— Hwasa sin mirar.

El príncipe Jeon sintió como sus mejillas enrojecían fuertemente.

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