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Si no somos amigas, cualquier otro podría quererte.

—¡Yuna! —el grito de Yeji casi hace que la pelinegra escupa el jugo del susto- ¿Dónde está Ryujin? -habló más calmada tomando asiento en frente de la menor.

Después de unos segundos en los que trataba de controlar el ataque de tos, miró a la mayor con los ojos entrecerrados.

—No te diré, es mi amiga y- —el sonido fuerte y el movimiento rápido de Yeji colocando un postre en la mesa hizo que diera un saltito en su lugar—. En nuestra habitación.

—Gracias. —después de sonreírle salió corriendo de la cafetería dejando a una Yuna feliz, pues hoy comería doble ración de postre.

Yeji había planeado esto hace una semana, tenía muchas opciones para cualquier situación que se presentara, desgraciadamente, Ryujin no es una situación, persona o cosa que se pueda predecir, ni si quiera para ella.

Las puertas del ascensor se abrieron, era ahora nunca, muchas cosas podrían pasar, las cosas podrían arreglarse o joderse más, eso ya no tenía importancia, lo único que la castaña quería era librarse de esa duda que la atormentaba, estaba harta de repasar todas sus acciones en su mente, estaba harta de pensar en cualquier cosa que pudo haber hecho mal.

Estaba harta de llorar por extrañar a su -ya no tan segura- mejor amiga.

Dos toques en la puerta y no hubo respuesta, dos más de nuevo y el resultado era el mismo. Yuna había mentido, o eso creyó hasta que una voz la detuvo de patear esa puerta como unica y pronta solución para desquitar su enojo.

—¿Yuna? —no habló, de hacerlo, Ryujin jamás abriría— ¿Yuna, eres tu? -mantuvo su silencio.

—Abre, abre, abre... —susurró del otro lado.

—¡Si es otra de tus bromas voy a comerme todo lo que sea tuyo!

La puerta se abrió, la menor esperaba encontrarse con su amiga, y al ser el pecho de otra lo primero en ver al abrir fue subiendo su mirada poco a poco, encontrándose con Yeji.

—Ryujin-

—No. —interrumpió con intenciones de cerrar la puerta.

—¿No? —el pie de la castaña se interpuso en el camino, impidiendo que se cerrara, dolió un poco pero el enojo de la mayor le impidió sentirlo— ¡¿Eso es todo lo que dirás?!, ¡¿No?!

Confundida y con una fuerza sacada de algún lugar que no conocía, la mayor abrió la puerta empujando a Ryujin para que no pudiese salir, entrando con ella y cerrando la puerta detrás.

—¿Qué te pasa? —la morena no sabía si estaba molesta o furiosa por lo que estaba pasando.

—¿Qué me pasa a mi? ¡Que te pasa a ti! —la voz de Yeji jamás había sido escuchada tan fuerte—. Te alejas de mi cómo si hubiese hecho algo malo de la nada, no me hablas, apenas y me miras...

—Eso no es cierto.

—Cállate —la menor se sorprendió por como le había hablado y el como se oía su voz, como si estuviese reteniendo el llanto—. No me dirigiste la palabra por semanas, no vas a hacerlo ahora.

La postura de la castaña pasó a ser una firma, tratando de ver a la chica que tenía en frente a los ojos sin derrumbarse en el intento.

—Te mostré como soy realmente, cada maldita noche se hace más difícil y parece no importarte, porqué ni si quiera lo notas —pasó su mano debajo de uno de sus ojos para limpiar una lágrima que amenazaba con salir—, mis sentimientos son un desastre y me está rompiendo, mi corazón es un caos, estoy desperdiciando cosas buenas, ¡Hay oscuridad en mi cabeza pero no puedo salir de ella porque tu estás ahí!

FRIENDS || RYEJIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora