Capítulo XVII

51.2K 5.7K 5.6K
                                    

Las paredes eran feas. Eso fue todo lo que Harry pudo pensar cuando abrió los ojos. Había visto esas paredes cientos de veces y cada vez parecían más feas.

Hermione y Ron estaban en un lío de extremidades en una de las incómodas sillas cerca de su cama, dormidos. Ninguno de los dos le decía qué pasaba o por qué estaba en la enfermería, pero tampoco se apartaban de su lado.

Madame Pomfrey tuvo que obligarles a dejarle en paz. Ella lo había ubicado en su propia habitación privada, algo que nunca había tenido. El problema era que las paredes eran del mismo feo color.

Llevaba días encerrado aquí, siendo pinchado y observado. Todo el mundo entraba a mirarle como si debiera pasar algo, pero él no podía entenderlo.

Se levantó de la cama, estirando sus miembros. Estaba muy cansado, pero quería seguir su vida con normalidad. Ni siquiera le daban su varita.

Se dirigió a la puerta y se asomó por la pequeña ventana. No parecía haber nadie cerca.

Necesitaba un descanso. Estar solo y que no lo miraran como si estuviera loco. Y si tenía que salir para conseguirlo, lo haría.

Abrió lentamente la puerta y rezó para que Madame Pomfrey no hubiera puesto una alarma en ella. En silencio, esperó a ver si alguien entraba corriendo en la habitación, pero nadie lo hizo.

Pasó un par de puertas y luego se encontró con las familiares filas de catres.

Una chica más joven levantó la vista de su sitio y le saludó con la mano. Él le devolvió el saludo y siguió adelante.

Se cruzó con más gente que no conocía hasta que casi llegó a la salida de la enfermería.

Draco Malfoy yacía dormido en el último catre y Harry se detuvo a mirar. Tenía un aspecto tan tranquilo e inocente, nada que ver con la habitual mueca de desprecio que se le veía en la cara.

Por alguna razón, Harry quiso despertarlo y abrazarlo, pero se sacudió esa extraña sensación y siguió caminando.

Avanzó arrastrando los pies por los pasillos con la cabeza baja. Esto de andar a escondidas sería mucho más fácil con su capa.

Finalmente se cansó de subir y bajar escaleras. Sus pies empezaban a pesar y no podía avanzar más.

—Creo que está por aquí. —oyó Harry que decía una voz.

Miró a su alrededor en busca de un lugar donde esconderse antes de lanzarse a la primera puerta abierta y cerrarla de golpe.

Era... un armario. Y uno muy pequeño. Joder.

Oyó a la gente pasar corriendo por delante del armario y suspiró. No quería que lo encontraran todavía.

Miró alrededor del pequeño espacio y tuvo la sensación de haber estado aquí antes. Pero nunca había estado en ningún armario de escobas de Hogwarts. Quizá fuera por la alacena de los Dursley.

Se sentó en el suelo y se miró las manos. Estaba muy confundido. Nadie le decía nada y estaba harto. Ni siquiera le decían por qué se había despertado en la enfermería con un fuerte dolor de cabeza. O por qué no podía usar su magia. O por qué le dolía el corazón.

Sentía que le faltaba algo importante. Pero cuanto más intentaba recordar las cosas, más le dolía el cerebro.

El armario era realmente pequeño. Se sentía mezclado entre la ansiedad y la seguridad. Harry no estaba seguro de por qué el armario le recordaba la seguridad. La casa de los Dursley nunca le provocaba sentimientos de seguridad.

Stuck in Love [ Drarry ]Where stories live. Discover now