... no hay limites...

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Rumi estaba tendida en la cama,  la cual parecía estar manchada por distintos fluidos.

Además de que rumi estaba despierta, completamente desnuda y con sus partes íntimas expuestas, que demostraba haber tenido una noche bastante movida, en la cual marcaron todo su cuerpo con mordidas y chupetones.

Su intimidad escurría una sustancia blanca y espesa, la cual azami no quería describir.

Rumi:... no siento mis piernas.

Azami sobo su cabeza mientras se levantaba del suelo, y desviaba su mirada, evitando mirar el estado de su jefa, siendo casi imposible de lograr,  ¿! Es que acaso no había ni una pizca de vergüenza o pudor en ella?!.

Rumi: no te quedes ahí azami,  ayúdame.

Azami:  p-p-per-pero yo no-*interrumpida*

Rumi:  no te quedes ahí tartamudeando y ayúdame a salir de la cama.

Azami asintió y se acercó a rumi, quien tenia una mirada seria y no salía de esa expresión, por lo menos no se demostraba molesta o algo por ser descubierta de esa manera, pero tampoco se podía saber que pensaban en esos momentos.

Azami la ayudó a levantarse, sintiendo lo pegajoso de su cuerpo desnudó, lo que causaba una gran incomodidad.

La llevo hasta el baño, en donde rumi tenía uno que otro quejido de ves en cuando, ya que sentía su intimidad arder con cada paso que daba hasta el ascensor.

Parece que dejarse llevar por sus instintos y pedir multitud de rondas al peliverde no fue buena idea... pero que más da, se sentía completamente satisfecha, por lo cual era fácil soportar esa pequeña molestia,  ahora la única prioridad en su mente era ver como le haría para recuperar la movilidad en sus piernas, ya que su caminar era algo torpe.

Azami dejó que ella tomara un baño, mientras la esperaba a la salida y trataba de borrar esas imágenes de su mente,  cosa que era imposible, ya que comenzó a imaginar cosas con solo ver el estado en el que se encontraba rumi, y solo bastaba comparar a ambos para dejar volar su imaginación, sobre todo en,  el tamaño de sus cuerpos... era... simplemente... era... no había una manera de describir ese pensamiento.

Azami:  *sonrojada* por Dios, soy una degenerada

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Azami:  *sonrojada* por Dios, soy una degenerada...

Esta cubrió su rostro, mientras respiraba profundamente e intentaba calmarse, pero las imágenes se le venían de nuevo a la cabeza, y le era imposible mantenerse calmada.

Ya no podría ver a rumi de la misma forma, no después de saber de que manera lo hacía con su novio.

Mientras tanto/ ubicación:???.

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