El Amor Nunca Pasa de Moda - Gentaro Yumeno

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1860

—Disculpe, mi distinguida dama.— dijo un sujeto tocando mi hombro.

—¿Si?

—¿Sería usted tan amable, de prestarme su pluma? Me temo que he olvidado la mía y necesito resolver esto.— dijo señalando la página de juegos de su periódico.

—Ah, claro.— dije dándosela.

—Gracias. ¿También disfruta de resolver el crucigrama?

—Prefiero el Sudoku.

—Huh, ya veo.

Se concentró en su periódico, más específicamente en el crucigrama.

—Disculpe nuevamente que la moleste, pero, ¿podría ayudarme con esta?

—Ah, no soy muy buena...

—Por lo menos escuchela.— asentí. —Afirmación de una invitación a comer.

—¿Eso realmente es la pregunta?

—Si. Son dos letras.— lo miré con los ojos entre cerrados y él rió. —Esta bien, me descubrió. Eso no dice. Pero, realmente me gustaría invitarla a comer.

—Bueno yo...

—Por favor. Me parece una persona interesante y me gustaría conocerla. Además, supongo que podría ser su manera de disculparse porque, su pluma ya no tiene tinta.— dijo entregandomela.

—¡Que pena! Lo siento mucho.

—Entonces... ¿eso es un si?— pensé por un momento y asentí. No perdía nada con aceptar.

    

    

1975

—¡Pero el disco salió esta semana, ¿como que ya no lo tienes?

—Se vendió como pan caliente, _____. Lo siento.— me dijo Dice, el chico de la tienda de discos.

—¡Ah!— me quejé — ¿Crees que puedas llamarme si llegan más?

—Si _____, yo te aviso, tranquila.— le dediqué una sonrisa y salí.

—¡Oye! ¡Espera!— dijo alguien mientras me detenía a la salida de la tienda de discos.

—¿Te puedo ayudar en algo?— pregunté soltándome de su agarre.

—Escuché que estabas buscando el disco que acaba de salir. Yo lo tengo. Si quieres... te lo podría prestar.

—Estabas escuchando mi conversación con el chico de la tienda, ¿Que te hace pensar que aceptaría ir a quien-sabe-donde por ese disco?

—Tienes razón, no es normal que te lo haya propuesto así. Pero te escuché muy desesperada, ¿entonces? ¿que dices?

Que tal si mejor, tú vas a buscar ese disco,— dije y me senté en la banca que había afuera de la tienda —y yo me quedo aquí a esperarte.

Él lo dudó por un momento pero luego asintió.

Está bien, tú ganas. Aunque, no me gusta perder tanto, ya vuelvo con tu disco.— y se fue.

¿Realmente me quedaría a esperar al sujeto que quería llevarme a quien-sabe-donde por un disco?

Song Shots- Hypnosis MicWhere stories live. Discover now