roommate ─ kooktae au

atorados

—¿Qué es todo esto? —Soltó YoonGi mirando a su mejor amigo peliazul en el regazo del pelinegro.

—¡No es lo que piensas! —Gritó Taehyung desesperado por querer desatorar su collar con el de JungKook.

JungKook sólo miraba como el peliazul estaba estresado por no poder desencajar su collar con el suyo con delicadeza, ya que sí lo hacía de una manera más ruda, el collar del menor se podía romper.

—¿No podías quedarte parado? Deja mucho que desear esa posición —YoonGi se acerca al sillón en el que ello estaban y dejó sus compras en la pequeña mesa de entre los sillones.

—Eres el único que lo está malpensado. Llevo varios minutos tratando de quitarlo y no puedo, me cansé de estar parado —Se queja y recarga su cabeza en el hueco del cuello de JungKook. El pelinegro respira el agradable aroma que emana del cabello de su menor sin decir nada, sin moverse ni nada.

—Déjame hacerlo —Dice JungKook sujetando la cintura de Taehyung para alejarlo un poco de sí. YoonGi no evitó mirar esa escena y se entristeció, cuantas veces él quiso estar de esa manera con el mismo chico sentado con las piernas en cada lado de JungKook.

Taehyung se sonroja por el toque, pero lo ignora, así como JungKook lo hace y al igual que YoonGi. No querían poner las cosas raras.

—¿Y por qué pasó esto? —El más bajito de los tres pregunta sacando su bebida y destapándola con el abrebotellas que siempre dejaba en el centro de mesa que contrastaba con el diseño de su pequeña mesa. Agradeció internamente el ver el sacacorchos ahí, las copas y sus vasos de vidrio para whiskey—. ¿Cual quieren beber?

—Quiero vino, por favor —Suelta el pelinegro con suma concentración en el pequeño collar—. Carajo, no sale.

Susurra lo último maldiciendo el momento en que decidió comenzar a molestar a Taehyung terminando en una guerra de cosquillas y una persecución por la casa a la que se coló.

—Yo quiero Soju, Yoon —Asiente el mencionado sin hablar esperando por sí otra respuesta—. JungKook comenzó a molestarme y no comprendo cómo terminamos de esta forma.

Taehyung miraba atentamente cómo su mayor lo seguía intente e intente y no más no salía.

—JungKook, está bien. Que se rompa —Soltó con un puchero el peliazul tomando entre sus manos su collar jalándolo con fuerza procurando no lastimarse a él ni a JungKook.

—Ey, yo podía —Refuta el pelinegro viendo la carita triste de Taehyung viendo su collar favorito roto.

—No, está bien. Tengo excusa para comprarme otro luego —Se levantó y dio vuelta buscando su bebida en la mesa.

—Mejor bebamos, han sido días largos —Sentencia extendiéndole la copa de vino a JungKook quien la tomó sin duda. Sus vasos de los tres chocaron en un ruido molesto y se dispusieron a beber. Olvidando por cada uno, los problemas que tenían por su mente que eran como remolinos.

Y YoonGi algo envidioso por su cercanía, se sentó entre ellos recibiendo sus sonrisas inocentes.

...

horas después