Flightless Bird || l.s. español

uno

Louis / Presente

Corrí por el atrio adyacente a la Royal Opera House, las estrellas a través del techo de cristal iluminaban mi camino. El edificio que albergaba la Ópera Real y el Ballet Real estaba silencioso y quieto. Se podría pensar que el lugar estaba desierto, pero sabía que no era así.

Las oficinas de la compañía de ballet estaban en el sótano y contrastaban con el terciopelo rojo, el oro y la caoba del auditorio. En la planta baja, filas de salas idénticas estaban encerradas en hormigón como si fueran catacumbas. Los suelos de linóleo estaban recién encerados y podía ver mi reflejo distorsionado mientras corría.

Las oficinas estaban oscuras y vacías, todas menos una. Al final del pasillo podía oír el débil tecleo del subdirector del ballet, Liam Payne. Estaba sentado frente a su ordenador con una chaqueta de pana con parches de ante en los codos, y sus ojos oscuros estaban pensativos.

"Hola, Louis" dijo, sin levantar la vista.

"¿Qué significa esto?" Dije sosteniendo una carta. No estaba dirigida a mí. Era del jefe de Liam, el director de la empresa, Kenneth O'Hare, para Zayn Malik, mi mejor amigo.

Yo era bailarín principal del Royal Ballet mientras Zayn era todavía un simple solista. Cuando otro bailarín principal anunció que se retiraba al final de la temporada, estábamos seguros de que Zayn ocuparía su lugar, pero esa tarde recibió una carta del director diciendo que el puesto había sido cubierto por una contratación externa.

"¡Quién podría ser más merecedor de este puesto que Zayn!". De un golpe dejé el papel sobre el desordenado escritorio de Liam y me dejé caer en la silla frente a él. Zayn era demasiado modesto para venir aquí y dar la cara, así que tuve que hacerlo yo. La compañía iba a representar El lago de los cisnes en otoño. A mí me habían encargado el papel del príncipe Sigfrido y Zayn era la elección natural para Von Rothbart. No había nadie más.

Liam se masajeó las sienes. "Zayn era un fuerte competidor, pero cuando Kenneth y yo estuvimos en Moscú el mes pasado, tuvimos la oportunidad de cazar a un bailarín y no pudimos dejarlo pasar".

"Creía que esta compañía se comprometía a cultivar su talento y a promocionar desde dentro. ¿Desde cuándo robamos primas rusas del Bolshoi?" Solté.

"No lo robamos, técnicamente. Su contrato había terminado. Y no es ruso... Es inglés".

Sólo había un bailarín inglés empleado actualmente por el Bolshoi.

"Oh no."

"Louis, hizo la actuación de su vida."

"¡No me importa que te haya dado un puto huevo de Fabergé! ¡Es imposible trabajar con Harry Styles! Nos mataremos el uno al otro".

Seguramente Liam había oído los rumores: Coreógrafos que renuncian, bailarinas que lloran, bailarines masculinos que se ven obligados a irse y administradores que son despedidos. La reputación de Harry le precedía.

Liam suspiró. Se levantó de su silla y rodeó su escritorio para arrodillarse a mi lado. Tenía una pronunciada cojera. El propio Liam había sido bailarín una vez. Durante su primer año en la compañía se rompió el tobillo haciendo un triple tour en l'air y, de ese modo, su prometedora carrera como bailarín se acabó. Yo estaba en la parte de atrás del auditorio cuando ocurrió y oí el chasquido, como el eco de la rotura de una rama de árbol. Ver a Liam todos los días era un recordatorio constante de lo frágiles que eran nuestros cuerpos y nuestras carreras.

"¿Supongo que se está preparando para interpretar a Siegfried?" dije.

"No, en realidad, está deseando interpretar a Von Rothbart".

"El villano. ¿Por qué no me sorprende?"

"Vimos su Von Rothbart en Moscú. Era un genio".

Me recosté en mi asiento y fingí confianza. "No es mejor que yo".

"Ustedes dos son bailarines muy diferentes", me aseguró Liam. "Y perfectamente compenetrados. Tu Sigfrido junto a su Von Rothbart será trascendental".

No me preocupaba nuestro baile. En el escenario no teníamos que hablar. Eran los bastidores, los ensayos, las cenas y las fiestas lo que me preocupaba.

"Recuerdo que era muy dulce cuando estábamos en la escuela", reflexionó Liam. "Eras su mejor amigo en la academia, Louis. Debe de agradarte al menos un poco".

Me metí las manos en la sudadera con hosquedad. "Nunca conocí a su verdadero yo. No tienes ni idea de lo que es capaz. Es despiadado".

"Todos los bailarines lo son". Liam sonrió y me dio un codazo.

No Harry, o al menos no el Harry que yo creía conocer. Me resultaba difícil reconciliar al angelical chico de pelo rizado que conocí en quinto año con la cifra en la que se convirtió en nuestro sexto año en la academia. Debería haberlo superado y haber dejado atrás lo que me hizo, pero no pude. Para mi joven corazón, la traición fue shakespeariana, magnificada por nuestra cercanía. Liam estaba equivocado. Haber sido el mejor amigo de Harry en el pasado no hacía más fácil llevarse bien con él, sino que lo hacía más difícil. Imposible.

"Por favor, dime que la decisión no es definitiva", le supliqué. "¿Tengo tiempo para hablar con Kenneth?".

El tono de camaradería de Liam cambió a uno de autoridad. "Ya está hecho. Harry ya está en Londres y estará en la cena del patrón mañana por la noche".

"¡Liam!"

"Juega bien, Tomlinson".