*14*

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La noche se estaba convirtiendo en, La Noche. Ya no sabía ni qué hora era ni me importaba. Bailaba con el ritmo de la música rodeado de brujos, humanos y vampiros, bailé con una hermosísima humana que estaba tan pedo como yo. De hecho me quedé con ella la mayor parte de la noche porque parecía tan desinhibida y ansiosa de diversión que me contagió sus ánimos. JeongIn bailó con nosotros de vez en cuando, pero lo perdí de vista unas cuantas veces. Había dejado la gabardina a la camarera de la barra y tenía restos de pintalabios rojo en una mejilla y en el cuello.

La humana y yo nos burlamos tanto que casi me meé de la risa.

La noche se me hizo corta en el momento en el que los vampiros comenzaron a dejar el pub y las luces se encendieron, echándonos. Era hora de volver a casa. Pero la verdad era que no tenía sueño.

Si la droga me había hecho algún efecto, supongo que fue potenciar el efecto del alcohol. Estaba contento, se me había olvidado que había perdido mi magia por un día y todas las responsabilidades ahora me importaban una caca pinchada en un palo.

Pensar en una caca pinchada en un palo me hizo tanta gracia que se lo conté a JeongIn y a la humana mientras salíamos por la puerta, directos a la noche.

Me despedí de la chica con un beso en los labios sonoro y gracioso que nos hizo reir a los dos. JeongIn no paraba de decirme que pensaba recordarmelo mañana. La verdad es que mi objetivo de no recordar esta noche, se había ido por el retrete. Como la caca pinchada en el palo.

De camino a casa, en un taxi, no paraba de reirme. Supongo que recordaría esta noche por muchas cosas, pero fue una de las que mejor lo había pasado en muchísimo tiempo.

Entré en casa tambaleándome y tropezándome con mis propios pies. Me dolían las piernas muchísimo. Me descalcé y me desnudé antes de meterme a la ducha rápidamente. En ella cantaba la última canción que había bailado, pero el sueño comenzaba a vencerme y cada vez el cuerpo me pesaba más.

Me sequé deprisa y me puse la ropa interior y los pantalones de pijama junto con una camiseta cómoda.

No vi a Flynn por ninguna parte cuando me tiré en la cama y me tapé con las sábanas.

El sueño me arrastró tan rápido que me dejó sin aliento. Un sueño tan turbulento como caótico. Al principio era un remolino de colores que calmaban mi mente, luego me crearon algo de ansiedad para después dejarme algo excitado. Colores y colores, nubes altas y esponjosas, un cielo azul despejado. La noche estrellada más bonita que jamás haya visto, con la vía láctea partiendo el cielo en dos. Un precipicio. Un bosque espeso. Mi mente viajaba entre cosas preciosas y peligrosas, pero las disfruté todas y cada una de ellas.

De pronto estaba en una habitación grande y la brisa de la noche movía las cortinas de la ventana abierta. La noche estrellada afuera, el olor del bosque que rodeaba la casa impregnaba la habitación. Yo llevaba mi pijama e iba descalzo sobre las tablas de parquet del suelo cuando me acerqué a la ventana abierta. El aire era agradable, una brisa fresca en un verano no muy castigador.

Y a mi lado, observando la grandiosidad de las estrellas, la profundidad del universo, Changbin.

El grandioso e imponente Rey de los vampiros, con su presencia que quitaba el aliento y su cuerpo tonificado. Estaba recostado contra el marco de la ventana, con un pijama tan normal como el mío. De alguna manera no parecía raro tenerlo allí, tan relajado, a mi lado absorto observando las estrellas en silencio.

—Este sueño es super raro. —Comenté. Por alguna razón, sabía que estaba soñando. —¿Qué haces aquí?

—Ver las estrellas. —Su voz sonaba tan grave y peligrosamente hermosa como siempre.

Et Sanguis Magicae ||ChangLix|| [1] Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang