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                                                                                                   Ivar

Me despiertan de mi improvisada siesta, como les pedí a mi hombre de confianza. Me miro las piernas aún estoy un poco adormilado, busco mi bastón.

Pero no lo veo por ningún lado, entonces siento unas manos posarse sobre mis hombros. Al girarme veo a una de mis amantes, me retiro de su lado, no es momento para uno de nuestros encuentros.

-𝗦𝗮𝗹 𝗱𝗲 𝗮𝗾𝘂𝗶́

-𝗧𝗲 𝘃𝗲𝗻𝗱𝗿𝗶́𝗮 𝗯𝗶𝗲𝗻 𝗿𝗲𝗹𝗮𝗷𝗮𝗿𝘁𝗲, 𝘆𝗼 𝘁𝗲 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗼 𝗮𝘆𝘂𝗱𝗮𝗿

-𝗥𝘂𝗻𝗶𝗹, ¿𝗮𝗰𝗮𝘀𝗼 𝘁𝗲 𝗵𝗮𝘀 𝘃𝘂𝗲𝗹𝘁𝗼 𝘀𝗼𝗿𝗱𝗮?

No responde, capta de inmediato a lo que me refiero y se marcha. Continuo buscando el bastón, resulta que se cayo detrás de unas cajas y salgo al exterior.








Resulta que en aquel misterioso barco se encontraban Hvithserk, Ubbe, Laura y Bjorm. Esté último se encontraba enjaulado, en la celda que hay en el barco, de nuevo todos vuelven a estar juntos.


AILA: 𝗛𝗩𝗜𝗧𝗛𝗦𝗘𝗥𝗞

Él susodicho se gira de inmediato al escuchar la voz de su mujer, sale corriendo a sus brazos. Por fin vuelven a estar juntos, pero ahora ya no son solo dos.

HVITHSERK: 𝗔𝗶𝗹𝗮, 𝘁𝘂 𝘃𝗶𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲...

Él joven mira el vientre de su esposa, ya no está tan enorme como lo estaba. Aila solo se ríe, haciendo que Hvithserk la mire sin entender nada.

HVITHSERK: ¿𝗤𝘂𝗲́ 𝗽𝗮𝘀𝗮?

AILA: 𝗩𝗲𝗻, 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗿𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗰𝗼𝗻𝗼𝘇𝗰𝗮𝘀 𝗮 𝗻𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗵𝗶𝗷𝗮


Bjorm sigue enjaulado en la celda del barco en el cuál vinieron, el resto se reúnen en la cueva, menos dos guardias que lo vigilan. Tienen que planear muchas cosas, ahora que ellos han vuelto, ahí que ponerse todos en marcha para volver a levantar la aldea de sus cenizas.

Es cierto que la idea original era que la reina Juncal se marchara junto con su amada, su hija y su nieta recién nacida. Pero las cosas han dado pronto un gran giro, ahora se debe restaurar el reinado y también prepararse para una batalla final.

Qué decidirá la supervivencia de uno de los dos bandos.








                                                                                        Aila

𝗡𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮 𝗵𝗶𝗷𝗮 𝗲𝘀𝘁𝗮́ 𝗰𝗼𝗻 𝘀𝘂 𝗮𝗯𝘂𝗲𝗹𝗼, 𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗿𝗮𝘀 𝗻𝗼𝘀 𝗱𝗶𝗿𝗶𝗴𝗶𝗺𝗼𝘀 𝗮 𝘀𝘂 𝗲𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗼, 𝗹𝗲 𝗲𝗺𝗽𝗶𝗲𝘇𝗼 𝗮 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗮𝗿 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲 𝗲𝗹 𝗽𝗮𝗿𝘁𝗼

HVITHSERK: 𝗟𝗼 𝘀𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼

-𝗡𝗼 𝗳𝘂𝗲 𝘁𝘂 𝗰𝘂𝗹𝗽𝗮, 𝗮𝘀𝗶́ 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗶𝘀𝗶𝗲𝗿𝗼𝗻 𝗹𝗼𝘀 𝗱𝗶𝗼𝘀𝗲𝘀

HVITHSERK: 𝗡𝘂𝗻𝗰𝗮 𝗺𝗲 𝗹𝗼 𝗽𝗲𝗿𝗱𝗼𝗻𝗮𝗿𝗲

Lo abrazo fuerte, no quiero que los dioses vuelvan a intentar separarnos.

-𝗩𝗮𝗺𝗼𝘀, 𝗾𝘂𝗲𝗿𝗶𝗱𝗼



Amor vikingoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant