Lauren quiso negarse, pero su estómago pedía a gritos que aceptara, y esta vez no pudo ignorar las necesidades de su cuerpo.

— ¿Cuándo fue la última vez que comiste algo decente? — Preguntó mientras la veía devorar la pizza. Lauren tragó antes de comenzar a hablar. — ¿Cómo llegaste a las calles?

— 2 meses — Respondió antes de darle otra mordida al trozo que sostenía en su mano. Nunca volvería a ver a ese hombre y estaba hambrienta, no le importaba quedar como una maleducada que hablaba con la boca llena.

Le contó todo, desde los mil dólares sobre la mesa de la cocina, la fiesta y la huida de su madre. Le contó que había pasado el primer mes haciendo pequeños trabajos como pasear perros o cuidar niños, pero no le daba lo suficiente para mantener el refrigerador lleno y pagar el alquiler. Las deudas eran más grandes que sus ingresos y terminaron sacandola del apartamento. Le contó que llevaba días sin dormir, cosa que confirmaban las enormes bolsas bajos sus ojos, y que al caer la noche el terror invadia su cuerpo.

— Tengo una propuesta para ti — Dijo Simon una vez que la chica terminó de desahogarse. — Soy dueño de una agencia de modelaje y estamos buscando chicas como tú. Estás algo descuidada, pero se puede arreglar fácilmente.

Los ojos casi se le salen del rostro de tanto abrirlos por la sorpresa.

¿Lauren Jauregui una modelo? Si se lo hubieran sugerido meses atrás, hubiera rodado los ojos con una mueca de desagrado. Pero en estos momentos necesitaba el dinero, y ella sabía muy bien que esas mujeres ganaban grandes sumas de dinero.

— ¿Es una broma? De verdad necesito un trabajo, en estos momentos no estoy para que jueguen conmigo — Simon soltó una sonora carcajada mientras sacaba una tarjeta de su bolsillo.

— Piensalo bien, ese es mi número — Se levantó de la mesa, dejando varios billetes sobre ésta antes de irse. — Paga la pizza y quedate con el resto.

El hombre abandonó el lugar y se dirigió elegantemente hacía su lujoso auto. Minutos después, Lauren lo vio alejarse a través de la vitrina.

La chica que se encontraba limpiando las mesas la miró con disgusto.

— Estamos esperando por ti para cerrar — Lauren miró la mesa donde había estado antes la pareja, pero ya no estaba. Nisiquiera había notado en que momento se habían ido.

— Lo siento — Respondió mientras se apresuraba a terminar su comida.

No se molestó en dejar propina, ella necesitaba ese dinero más que los trabajadores del local.

La lluvia había cesado. Lo único que quedaba era el olor a tierra mojada y la humedad en el ambiente. Las calles estaban silenciosas, lo único que se podía escuchar era el ruido de los zapatos de Lauren chocando contra el pavimento y los charcos de agua.

Se detuvo junto a un teléfono público, insertó las pocas pocas monedas que le habían arrojado algunas personas al pasar junto a ella ese día y marcó el número de Normani.

Como siempre, tres tonos después, descolgó el teléfono.

— ¿Hola? — Al escuchar su voz, Lauren comenzó a preguntarse qué hora era.

— Normani, soy yo — Dijo la chica contra el teléfono.

— ¿Por qué me llamas a estas horas desde un teléfono público? Son las 11 de la noche, Lauren — Se quejó. Lauren dejó escapar una risita.

— ¿Desde cuando te vas a dormir temprano? Eso es nuevo — Preguntó con un tono burlón. — Mi madre no me deja usar el teléfono y de verdad necesitaba contarte esto.

— Tu madre se está excediendo con el castigo, ya pasaron dos meses — Lauren se sintió mal por mentirle a su mejor amiga, pero no quería contarle de su situación. Ya era bastante difícil para su madre mantenerlas a ambas y si se enteraban del nuevo estilo de vida de Lauren, insistirian en tenerla en casa, lo cual serían más gastos. Ella no quería eso para Normani y su familia.

— Ya sabes como es, estoy castigada hasta que me case con un hombre y tenga hijos — Bromeó Lauren, tratando de ocultar la culpa en su voz. 

— Nunca te van a levantar el castigo — Dijo Normani, riendo fuertemente. — ¿Qué sucede?

— Me ofrecieron un trabajo como modelo, pero no sé si aceptarlo, sabes que odio todo esa estupidez, pero necesito reponer los mil dólares que me gaste en la estúpida fiesta y es una forma rápida de ganar dinero — Explicó Lauren. — ¿Qué dices?

— Jamás pensé que Lauren Jauregui y modelaje irian en la misma oración — Se burló Normani. — Es tu decisión, pero si aceptas el trabajo debes prometerme que no dejaras que ese mundo te cambie.

— Que tierna, en el fondo si tienes sentimientos y te preocupas por mí — No la estaba viendo, pero sabía que Normani había colocado sus ojos en blanco.

— Tengo mis momentos chica — Respondió bostezando. — Ahora vuelve a la cama, te quiero Lauren.

— Y yo a ti — Colgó el teléfono y se sentó junto a este, esperando a que llegara la hora para hacer esa llamada.

Aceptaria el trabajo, conseguiria dinero y todo volvería a la normalidad, tal vez incluso todo sería mejor. No necesitaba ni a su madre ni a nadie para salir adelante, ella lo lograria sola.

Parecía un plan bastante sencillo, pero le iba a costar más de lo que esperaba.


Lauren. [EDITANDO]Kde žijí příběhy. Začni objevovat