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Cuando Jason le preguntó si estaba bien, nunca usó la palabra "recaída" y eso en sí mismo era algo sinceramente querido por Roy.
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Si alguien lo veía así, estaba seguro de que pensarían que había perdido la cabeza, pero no pareció importarle, para nada, mientras se arremolinaba en la azotea, un cigarrillo, no suyo, pero con un sabor muy familiar. en la boca, una lata de cerveza en la mano.
El fuerte viento le dificultaba moverse, pero no parecía importarle. Moviéndose a un ritmo que parecía estar solo en su cabeza, murmurando la letra —eres tan cínico... caníbal narcisista...— Hizo una pausa de casi un segundo para dar una calada, viendo el humo desintegrarse en segundos, el aire llevándolo lejos, muy lejos como si nunca hubiera estado allí para empezar.
Miró a lo lejos, por un segundo pareció que su estado de ánimo flaqueaba, pero después de un trago de cerveza, con el cigarrillo en la boca de nuevo, se arremolinó de nuevo, abrumado por la euforia.
Amaba este sentimiento... ¡¡lo amaba tanto !! El viento le alborotaba el cabello, la fuerza casi lo hacía caer en alguna ocasión, pero lo amaba aún más. Su camisa desabotonada se arremolinaba detrás de él sin cesar y por un momento sintió como si tuviera alas.
¡Libre! ¡Estaba absolutamente libre allí!
Roy levantó los brazos. Incapaz de evitar reírse, observó cómo el viento se llevaba el cigarrillo hasta que el punto rojo finalmente desapareció.
—Mierda.— murmuró en voz baja y se palpó los bolsillos en busca del paquete. Pero no lo tenía consigo.
Hm. ¡Oh bien! ¡Todavía tenía cerveza!
Otro columpio y un remolino y estaba en el mismo borde. Mirando hacia abajo, tropezó un par de veces, tratando de distinguir una carretera, autos... ¡Pero fue difícil! Las malditas nubes hacían difícil ver.
Pero eso también fue genial. Estaba solo aquí arriba, el mundo entero olvidado en algún lugar de abajo. Algún lado-
—¡Justo debajo de mis pies!— Roy sonrió con suficiencia, pisando fuerte con el pie, pateando un par de piedras del borde, —¡¡Maldita sea, maldito pedazo de mierda!!— gritó a la nada, arrojando su lata por el borde, atrapado en el momento, viéndolo desaparecer en las nubes.
Y con eso... algo parecía haber desaparecido dentro de él también, el estado de ánimo eufórico que tenía anteriormente ahora se había ido y miró hacia abajo desde lo alto del rascacielos con los ojos vacíos.
—Joder— comenzó de nuevo, la comprensión de toda la situación lo golpeó con toda su fuerza.
Estaba... huyendo...
Otra vez...
Que estaba haciendo..?
¿Por qué estaba todavía...
—¿Estás drogado de nuevo?—
No usó la palabra "recaída".
Jason. Al instante, una media sonrisa volvió a aparecer en el rostro de Roy y se volvió para mirar a su compañero.
El viento se detuvo de repente. Cuando se dio la vuelta, ya no estaba en un rascacielos, sino en el balcón de su casa.
Su casa.
—Buen momento, Jay. ¿Tienes un maricón?— no estaba en absoluto confundido, tomando todo como una norma, regresando al apartamento.
