Capítulo 7: Cosas buenas, cosas malas.

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Martes.

Por la mañana, le dije que quería que me saludara. Y el riéndose, con picardía y desafío me plantó dos besos en la mejilla. ¿Qué? Vamos a repasar. ¿Me has dado dos besos? Dame mejor la mano, no sé. [Nota la ironía] Yo se los respondí y le sonreí.

Él y Hannah se llevan muy bien, y él le contó a ella que esa tarde me había invitado a su casa. Supusé que tenía ganas de que nos vieramos esa tarde, la verdad eso hizo que el enfado se me pasara por la saludación de esta mañana.

Pero las cosas se torcieron porque fui a casa de Jana y lleguemos tarde, por lo que nos vimos todos ya en el ayuntamiento para pagar la esquiada.

No nos saludemos, simplemente le sonreí y el a mí. Me miraba, siempre que lo hacía me miraba con demasiada picardía. Me entraban ganas de lanzarme a besarle y quitarle la ropa en esos momentos.

Yo me intentaba alcanzar lo más cerca de él, y hubo un momento, en que estaba yo apoyada en su hombro, y nuestras mejillas se rozaban. Nuestros labios estaban a punto de tocarse, pero no sé qué pasó, pero se separaron. Tal vez no era el momento delante de todos, pero, para mí solo estábamos él y yo.

Porqué éramos él y yo, y después el mundo. Nada más.

Nos íbamos a casa de Mary a pasar el resto de tarde, pero yo quería irme con él. Nos despedimos, con dos besos. Y era muy raro, porque me tiraba para atrás y me cogía por la espalda y sentía que se iba a lanzar cuando se paró en seco y se separó de mí. Les dije adiós a todos.

*Riiiiiiiiiiiiiiiiing Riiiiiiiiiiiiiiiing* Teléfono de Mary.

-¿SI? ¿Ben? No, no podemos ir. Que no. Adiós.

-¿Qué quería?-preguntó Jana.

-Que fuéramos a casa de Ben, pero pasó, tengo que hacer deberes.

-¿

¿Está Alex?-pegunté sorprendida.

-Sí.

-Yo quiero ir.

Iba a contestarme pero se escuchó la moto de Alex y se calló, él se paró y nos dijo que fuéramos a casa de Ben. Me estaba mirando y yo le sonreía. Pero Mary decía que no. Él se fue. En ese moemnto quería matarla, pero sé que ella lo hace porqué sabe como es Alex, un mujeriego. Pero me da igual, quero estar con él y cuantas más horas mejor.

-¿Es que quieres ir detrás de él como una perrita? Pues ale. Pero el día que estés mal ya verás.

Me callé y asentí. Pero ellos llamaban preguntando sí íbamos a ir. Pensaba: “Es por mí, pero si es por mí, me hablaría a mí…” No había ni mensajes ni llamadas de él.

Pero llegó uno diciendo que fuéramos, me cogieron el móvil. Y no le conteste hasta pasado una hora. No me dejaban, quería que pasara de él, que me iba a pillar de él, y él de mí no. En ese momento quería estallar a gritos. 

Le dije que no me había saludado como yo quería, y él me contestó de la forma más fría posible:

“No somos ni novios ni nada para que te salude así”

Algo se me clavó dentro, un puñal, y salió haciendo que la parte que estaba más ilusionada por él se fuera. Me sentó fatal. Me había dejado claro que yo no era nada suyo. Que no tenía derecho a un beso suyo cuando nos viéramos, solo cuando a él le apetecía. Discutimos, pero fue raro, yo decía que no pasaba nada si él no quería, y él me decía que no éramos novios. A cada palabra me mataba más y más. Y me daba miedo abrir un mensaje suyo. Triste, realmente triste.

Dijimos que era una tontería esto, y hablemos normal, como si no hubiera pasado nada. Vale, no pasa nada.

Comprendí lo que puede doler un rechazo y como tenía que ser a partir de ahora.

Ya no más ser una perrita.

Ya no más ir detrás.

Pero cuando me mira, mis palabras se borran. Cuando me sonríe, mi orgullo se calma. Y cuando me besa, mi ética me abandona.

 La semana pasa rápida ansiosa de que llegue el domingo para poder ir a la esquiada. La semana pasa normal, lo típico, misma rutina. Miradas, sonrisas… Esas miradas, esas sonrisas que me matan tanto. Que me desgarran por dentro haciendo que el fuego de mi interior aumente por momentos.

Viernes.

Estábamos en el recreo, y Jana vino súper contenta y emocionada. Nos tenia que conta algo sin duda.

-Bueno chicas, como ya sabeis a mí Erik me gusta mucho, mucho, mucho, muchísimo. Y me besé con el en la fiesta de Mary… Y lo que no es besar.-soltó una risilla.

Todas estábamos intrigadas para ver como seguía la historia de Jana.

-Y he estado quedando más días con él…

-Por dios Jana dilo de una vez.-Explotó Hannah ansiosa.

-¡Que tengo novio chicas!-soltó Jana.

Le felicitemos todas y se acercó Erik dándole un beso a Jana en los labios y llevándosela a dar una vuelta por el instituto los último cinco minutos que quedaban. Me alegraba tanto por ella. Llevaba detrás de él un par de meses y por fín tenía lo que quería.

Yo me seguía conformando comiéndome a Alex por los ojos.

Al llegar a casa empezó a llover. Vaya chasco. No podré salir.

Sábado.

Me he levantado con un resfriado enorme. Me he tomado una aspirina y me he puesto música. Miro el teléfono y veo un mensaje de Alex.

“Fue una pena no verte ayer…”

Me reí. Y le conteste que mañana en la esquiada se lo haría compensar.

Pasó la tarde y me fui a cenar a un restaurante llamado "Burny's family" con mis padres.  

Al llegar a casa a la una de la mañana me tumbé enseguida en la cama y empecé a dormir.

Me despertaron unos besos en el cuello. No estaba en mi cama. Las sábanas eran de color gris. Y notaba una mano acariciando mi espalda desnuda. Abrí los ojos y la cara de Adrián estaban a dos centímetros de mí. Le observaba sus pequeños ojos color chocolate, y sus labios color crema. Me encantaba verle así. Todo él natural. Le acaricie la cabellera despeinada mientras le decía buenos días. No sé, pero estábamos desnudos. Me comía con la mirada todo cuerpo.

Y abrí los ojos.

¿Que quieres de mí, amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora