23| Sr y Sra Hamilton

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Blake

—¡No, auxilio!

Empecé a moverme en la cama, la sábana azul arropaba mi pecho cuando unos gritos generaron que abriera los ojos y subiera la ceja.

—¡Aléjate! —arrugue el ceño, esa era la voz de Elizabeth. Me levanté con rapidez, lo que generó que me cayera de la cama al estar enredado en la sábana.

—Elizabeth, ¿Estás bien? —grité estresado moviéndome como gusano, empujando la manta con los pies hasta al fin liberarme de ella. Salí de la habitación, al no verla, bajé las escaleras encontrándola subida a un taburete en medio de la sala, descalza con un tacón en su mano—. ¿Qué te...?

—Shh —colocó un dedo en sus labios—. Camina muy lentamente, te puede morder.

—¿De qué estas hablando? —caminé sin prestarle atención cuando el ruido de un ratón la asunta al punto que grita, lanza el tacón y por el movimiento, se resbaló del taburete, dándose un buen golpe.

Me acerqué a ella preocupado, inclinando para estar a su altura mientras se sobaba la cabeza.

—¿Estás bien? —repetí aguantando la risa con algo de culpa.

—Si, solo creo que me salió una segunda cabeza —dijo tocándose el cabello, viendo seguramente si tenía un chichón. Me le quedé viendo, mi camisa le llegaba hasta la mitad de los muslos—. ¿Lo maté? —mira hacia donde se supone que debería estar el roedor y al no saber, me levanto buscando una bolsa en la cocina para agarrar.

—No sé, aunque si no lo mató el tacón, con ese grito seguramente le dió un infarto —me empujó por el comentario.

—Sólo ve si se murió.

Asentí, me acerqué lo más que pude al mueble y efectivamente, la rata estaba muerta, pero eso ella no lo sabía, estiré el brazo para agarrar el cadáver haciendo que quedara en la bolsa.

—Aquí está, creo que si está muerto, ¿Quieres verlo? —niega—. Está muerto, no te hará daño —temerosa, se acerca para verlo y muevo la bolsa en su rostro, generando que se asuste, soltando un manotazo que provocó que el cadáver de la rata saliera disparada hacia las fotos familiares que terminaron rotas en el piso.

—¡Eres un idiota! —dice en saltitos mientras yo me río—. Esto fue tu culpa, no mía —se acerca a agarrar las imágenes y se queda con una entre sus manos, trago grueso al notar que es la imagen de mi papá en mi cumpleaños 8 con inflables y payasos. Estiro el brazo para quitársela cuando se voltea y me habla—. ¿Por él es la razón que no te gusta celebrar tu cumpleaños? Porque aquí pareciera que sí.

—Así que mamá te contó —suspire, en este momento odiaba estar solo en bóxer y no tener el pantalón puesto para meter las manos en los bolsillos.

—Si no quieres hablar, esta bien —ese tono de voz, demonios. No quería que colocará ese tono de voz de lástima, no ella.

—Sólo tienes que saber que se marchó y si... Y si te quedas conmigo, quizás me pase lo mismo —bajé la cabeza.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Se suicidó, Elizabeth y no le importó nadie, ni la esposa ni sus hijos, simplemente saltó —dije mirándola de nuevo.

—Que tu papa tomará una decisión, no significa que tu vayas a hacerla igual —colocó la foto en el estante.

—No se si no te has dado cuenta, pero soy un Wilson, está en mi sangre.

—¡Eso no tiene que ver! Si es por eso, entonces Allie también estaría condenada. Blake, los errores que cometen nuestros padres no te definen, sólo sirven para no terminar haciendo lo mismo que ellos.

Nuestro loco y raro amor [ COMPLETA]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon