Suerte

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- ¿S-Sí me veo bien...? -Preguntó el rubio mirándose en el espejo.

- Lucas, llevas el mismo peinado de siempre -Respondió su hermano con simpleza- Pero claro que te ves bien -Agregó para que no lo malentendiera.

Ambos gemelos se alistaban para partir a la escuela, pero en esos últimos días el menor de ellos "actuaba extraño", el bermejo asumió que realmente su hermano estaba preocupado por lo que harían ese día así que le pareció algo normal sus "nervios".

El rubio se siguió mirando con inseguridad... Tomó el cepillo que por ahí tenían e intentó reacomodarlo, teniendo un resultado menos satisfactorio.

- Ay cariño, no te preocupes por eso -Dijo su madre quien ya había entrado a la habitación- Estás bien tal y como estabas -Tomó el cepillo y lo peinó de la manera en la que primeramente él se había peinado, con su característico copete.

Madre e hijo estaban frente a ese espejo y vaya que aquella bella dama que tenía por madre le reconfortaba demasiado. Mientras ella le brindaba una mirada tranquila, su hermano se puso al lado de ellos.

- No te preocupes Lucas, todo saldrá bien el día de hoy -Dijo Claus también brindando su apoyo de hermano mayor.

Con el apoyo de esas dos bellas personas, el menor de los gemelos se sintió mejor; sonrió a la par con ellos y continuaron su día como de costumbre.

... Claro, sí es que "como de costumbre" implicaba una presentación en la que probablemente toda la escuela estuviera ahí y con obviedad por el bien de tu autoestima deseabas a toda costa no equivocarte y que todo saliera a b s o l u t a m e n t e  bien ...

Eso no importaba: contaba con su madre y su hermano, siendo este último quien lo acompañaría en esa presentación. Así que con nervios, pero tomando la fuerza de voluntad y toda la confianza posible partieron a la escuela.

(*)

¿De qué trataba la presentación? Pues, era de cualquier cosa, de algún "talento" o algo así; para que demostraran sus habilidades frente a todos y de algún u otro motivo los gemelos también fueron incluidos.

Ya era la hora citada; frente a ese escenario -entre los asientos- se encontraban varios alumnos junto a maestros listos para expectar con atención. El rubio tímidamente se asomó por uno de los costados del escenario observando aquellos presentes, logrando cruzar mirada con alguien, a lo que rápidamente se ocultó rojo de la vergüenza.

- Ya casi empezamos -Dijo el bermejo dirigiéndose al rubio pero le preocupó el rostro de su hermano- Lucas, te entiendo, yo también tengo nervios pero estamos juntos en esto y eso me da más calma -Admitió con pena.

De parte del profesor encargado comenzó a anunciar el turno de los hermanos.

- Esa es nuestra señal -Mencionó Claus con un gran suspiro- Por cierto, casi lo olvidaba, mamá dijo que aunque no estuviera aquí nos deseaba lo mejor y me dio esto -De uno de sus bolsillos, sacó un par de broches- Mamá dijo que son de la suerte -Seguido de eso le entregó uno a su hermano y se colocó el otro en su camisa.

- G-Gracias -El rubio mantenía una pequeña sonrisa al observar atentamente ese objeto, tomó aire y con sus manos levemente temblorosas se colocó el broche igualmente en su camisa.

Los gemelos se miraron decididos y pasaron a realizar su presentación.

Ambos entonaron armónicamente una dulce canción, una tan agradable que varias personas se balanceaban al compás de la melodía. De tal forma que fue cuestión de minutos para dar por finalizado su acto, se inclinaron un poco y se retiraron.

Sin embargo, al menor de ellos -aunque no fue tan obvio- se le había caído su broche sin darse cuenta, pero debido a sus nervios y preocupación simplemente tras salir de ese escenario huyó a los baños refugiándose ahí el resto de las horas para evitar esas supuestas burlas y malos comentarios que según él había posibilidad de que le dijeran.

Aunque siendo sinceros ¿Habría alguien quien le dijese algo malo? Era obvio que no y su hermano sabía que resultaba un poco confusa la situación.

(...)

Cuando resonó el timbre de salida, todos salían de las aulas. Finalmente el rubio salió de su refugio en dirección a su salón para ir por su mochila para partir a casa, fue aquel sitio tomando sus pertenencias e igualmente salió en búsqueda de su hermano.

- Oye... -Dijo una voz.

El menor de los gemelos miró hacia de donde había escuchado que le hablaron y nuevamente cruzó mirada con aquel chico, el mismo que vio cuando se asomó por el costado del escenario: aquel azabache de ojos violáceos que frente a frente resultaba igual de lindo que todos los días.

El rubio sintió sus mejillas arder y nuevamente lo invadían aquellos nervios, cuando se percató de lo que estaba pensando y sintiendo, volvió a huir buscando a su hermano.

- No, ¡espera! -Dijo el desconcertado azabache que intentó seguirlo pero no logró ver por donde se había ido.

Con toda la prisa que tenía, huía con su corazón acelerado, salió de las instalaciones de la escuela fuera de la puerta principal siguió corriendo en dirección al camino que siempre tomaba para ir a casa y chocó con su hermano.

- Oh, aquí estabas, te estaba esperando, recién comencé a caminar -Mencionó el bermejo- ¿Te pasó algo? -Preguntó al ver la mirada roja de su hermano menor.

- N-No, no es n-nada -Negaba el rubio con las manos nerviosamente- S-Solo estoy agitado por c-correr... s-solo eso -Retomaba el aliento poniendo su mano en el pecho.

Después, toda esa exaltación se fue al percatarse que ya no tenía el broche de su madre, miró su camisa y en efecto, ya no estaba...

Comenzó a angustiarse pensando en dónde fue probablemente que se le hubiera caído.

Mientras el menor de los gemelos miraba el suelo pensando que recién se le cayó, el bermejo seguía en duda pensando en cómo ayudarlo.

A los minutos se acercó a ellos el azabache.

- Qué bueno que te encuentro -Dijo el de ojos violáceos- ¡Oh! Y antes de que vuelvas a huir -Sacó algo de uno de sus bolsillos- Al final de la presentación vi que se te había caído y estuve buscándote todo el día para poder entregártelo -Extendió su mano devolviéndole el broche.

Lucas no pudo decir nada, se encontraba atónito por todo lo que había pasado en cuestión de minutos, pero aún con su temblorosa mano tomó el broche, solo pudo asentir ya que no le salía palabra alguna.

- Muchas gracias -Comentó el bermejo hacia al azabache al ver que su hermanito no podía responder.

- Por cierto, cantan verdaderamente hermoso, diría que uno mejor que el otro pero la verdad es que ambos lo hacen muy bien -Agregó como un cumplido- Sigan esforzándose -Fue lo último que dijo para él también retirarse en dirección a su casa.

Los hermanos lo vieron partir y ellos también retomaron su rumbo.

- Que agradable, no lo conozco pero se ve que es buena persona ¿No lo crees Lucas?... -Decía Claus.

Todo este tiempo le había gustado aquel azabache a quien ni siquiera le dirigía la palabra pero le resultaba lindo y muy amable, no podía explicar el qué, pero simplemente se sentía atraído por él... Por eso le preocupaba el como se vestía, el como se peinaba ¿Cómo iba a lograr que aquel chico lo notara? Fue por esa misma razón que junto a su hermano mayor se excusó para participar en esa presentación, para que al menos lo conociera de algún sitio y lo recordara mínimamente...

Esa sería una perfecta ocasión en la que seguramente lo notaría y sabría de su existencia y tal vez, solo tal vez... ambos se animaran a intercambiar palabras.

¿Pero que consiguió? Consiguió que sus nervios lo dominaran y que su corazón se alterara... aunque... consiguió que lo notara, consiguió que le dedicara unas palabras, le dedicó un pequeño halago, además, aquel chico le devolvió el broche de su madre y se la pasó buscándolo todo ese tiempo...

Ese broche si era de la suerte.

- ¿Lucas...? -Cuestionó su el bermejo al ver al rubio muy perdido.

Yo solo pensaba | NesscasWhere stories live. Discover now