CAPÍTULO DIECISÉIS

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En cuanto el hombre Sapo hace ademán para sacar el arma, soy más rápida y mi flecha todavía más: le atraviesa el estómago y lo hace caer en la arena, tiñéndola de rojo. No les doy tiempo a sus secuaces para responder: ya les estoy apuntando cuando se llevan la mano a el pantalón.

-Nos dejaran largarnos sin berrinches, niños -les digo en un tono tranquilo-. Si es que no quieren terminar como su amigo el Sapo.

Harry y Cole ya han medito el bote al agua. Siento una mano helada en el antebrazo y después me jalan. Me subo al bote y bajo la guardia. El mar arrastra el pequeño bote y comenzamos a alejarnos. El gordo más alto entra al agua pero no logra alcanzarnos. El otro levanta el arma y me apunta. Cuando veo que pone el dedo en el gatillo me agacho. La bala alcanza a Cole en la pierna.

Cole solo logra quedar mantenerse levantado por diez segundos antes de intentar dar un paso y resbalarse con su propia sangre. Se da un golpe la cabeza con tanta fuerza que podíamos oír el sonido por encima del que emite el mar. Un escalofrío me recorre la columna.

El fuerte viento hace que se me escuecen los ojos. «Tranquilízate. Mantente tranquila. Tan tranquila como las aguas en calma».

Harry hinca una rodilla en la sangre y veo que sus labios comienzan a moverse pero no puedo oír nada. Reacciono cuando me da un golpe en el muslo.

-¡Ayúdame! -ruge.

Me quito a toda prisa el abrigo y después la camiseta. Arranco un pedazo y se lo doy a Harry para que lo amarre alrededor de la herida y haga presión, de la que todavía brota sangre a chorros. Las manos de Cole tiemblan con violencia y después se detienen.

Llevo una mano a su cuello y busco el pulso.

-No... no siento nada.

Harry lentamente lleva dos dedos al mismo lugar donde yo había presionado y hunde los dedos en la suave carne.

-Está muerto -afirma y se sienta sobre la sangre, derrotado. Se lleva las rodillas al pecho y esconde la cara.

-¿Qué haremos con el cuerpo? -pregunto en voz baja. Los ojos de Cole miraban fijamente el cielo gris y, cuando volvió a llover, empezaron a llenarse de agua

Harry tiembla un poco.

-Hay que... tirarlo al agua. No quiero verle. Por favor.

Sin ayuda de Harry lo lanzo al mar. El cadáver de Cole queda flotando bocabajo, a un metro del bote.

Me vuelvo respirando pesadamente. Harry tiene la cara cubierta por las manos y sigue sentado sobre la sangre. Lo imito.

-Hay que remar -digo con voz suave. Volteo a mi alrededor en busca de un remo y me encuentro con uno en la orilla. Busco otro con la mirada pero no encuentro nada-. Sólo hay un remo -digo horrorizada. En ese momento Harry no es capaz de aguantar más, saca medio cuerpo del bote y comienza a vomitar.

El bote continúa siendo arrastrado por la corriente y la lluvia se intensifica. Con el pelo mojado cayéndome sobre el rostro, volteo y veo cómo la orilla se hace cada vez más pequeña hasta desvanecerse en la distancia.

🛶

«¿Cuánto falta?». Era la pregunta que se formula en mi cabeza una y otra vez. «¿Moriremos aquí?» es otra aunque no me atrevo a decirlas en voz alta, como si lo hiciera mis miedos se convertirían en realidad. «¿Llegaremos algún día?» no llego a decirlo en voz alta, pero las palabras me alcanzaban una y otra vez la punta de la lengua mientras el bote se tambalea con más violencia. «Tal vez las aguas nos traguen como a aquellos soldados en la playa». Puede percibir el regusto del miedo.

La sangre se ha secado y la madera está caliente. Nos acostamos sobre ella, mirando al cielo, como aquella ultima noche en las playas de Dunkerque. Harry parece irradiar un calor casi tan potente como el del sol, pero me acurruco junto a él. Harry me pasa un brazo por los hombros y me paga más contra su cuerpo. Él no lleva camisa y yo solo me he quedado con la interior.

-¿Crees que moriremos aquí? -finalmente me atrevo a preguntar. La única respuesta de Harry es abrazarme con más fuerza.

Pasamos horas y horas en silencio. La oscuridad llegaba muy lentamente. Cada día parecía ser más largo que el anterior. Según había contado Harry marcando una raya en la madera del bote, llevamos tres noches; sin agua y comida, y no duraríamos ni mucho más. Según me dijo el abuelo, los humanos podemos sobrevive treinta días sin alimento pero unos cuantos días sin beber agua y moriríamos de deshidratación.

Tampoco puedo conciliar el sueño, lo cual hace este infierno todavía peor. Me despierto temblando varias horas antes del amanecer, y escucho el agua chocar con el bote mientras espero la salida del sol.

Harry empieza a cantar una melodía desconocida para mí; su voz sube y baja como las mareas. El bote se mece con un movimiento tranquilizador. Me hace sentir como si estuviera de vuelta con mi madre, acunada entre sus brazos. Pero mi madre está muerta y pronto yo también yo lo estaré. Otro escalofrío me recorre la columna. Me apoyo completamente en Harry; mi nariz rozándole la mejilla sonrosada por la exposición al sol. El sueño se abre ante mí como un foso, y me lanzo a él sin miramientos para que me engulla en la oscuridad absoluta.

DUNKERQUE → Harry Styles. (Dunkirk) / TERMINADAWhere stories live. Discover now