"La vida es una dimensión oscura que nunca tiene inicio y por tal, jamás tiene final. -Todo es incierto, penumbroso, delirante y hasta cierto punto, maquiavélico-. Nadie, olvide aquello, porque entonces, Blessed Diums. No lo olvidará ni ahora, ni nu...
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AEDUS.
El Arca — 1495 —Tres lunas y media rojas después de la batalla angelical—.
Entregar una espada que contenía un demonio por dentro a cambio de un beso, quizás sería valorado como algo muy poco, sin embargo, el beso no era de cualquier ser, claro que no, era un beso de la princesa celestial, un beso de Blessed Diums y joder... Por un beso estaba muy dispuesto a dar cualquier cosa, incluso el alma que no tenía y el corazón que ya no latía.
Así de obsesionado estaba, así de condenado me encontraba y... ¿Qué podía decir? Aquello me encantaba.
Mis labios estaban conectados con los suyos en un salvaje beso que no le permitió ir a ninguna parte, una de mis manos se enredó en su largo, oscuro y suave cabello, para tirar rudamente de él, mientras mi lengua y mis dientes se encargaban de devorar su dulce y pecaminosa boca. Al principio ella estuvo sorprendida por el asalto, aun así, no tardó mucho tiempo en corresponderme y sí que lo hizo de buena manera, era claro que ella también quería aquello, incluso más que yo. —Si era posible—, su boca se abrió ansiosa ante mi fuerza, entregándome totalmente toda su voluntad y deseo. Nuestras lenguas chocaron juntas, mientras yo me bebía los pequeños gemidos que salían de su caliente ser.
Una de las manos de Blessed fue a dar a mi pecho, y aproveché el acercamiento para pegarla más a mí como si fuese posible, mordí su labio inferior y la muy condenada me devolvió la mordida con suavidad y pasión, nuestra respiración era densa y claramente pesada, pero aquello no fue excusa para que dejáramos de besarnos, —ni en broma—. Su dulce boca me demostró que tan apasionada podía ser y de nuevo, pude caer rendido ahí mismo.
—Bless... —Gruñí cuando su boca se alejó de la mía, y sus ojos llegaron a mí de nuevo.
—Blessed, mi nombre es Blessed. —Susurró agitada, alejando la mirada deprisa, — no Bless, sino Blessed.
—Me gusta cómo suena Bless, —susurré sin alejar mi mano de su cabello, y mirando de nuevo sus provocativos labios—. Puedo decirte como quiera, eres de mi propiedad.
Ella abrió la boca para decir algo, aun así, no llegó a pronunciar ni una sola palabra, sus ojos me evitaron, su pecho se contrajo y vi como sus labios comenzaron a temblar como si estuviera ansiosa o asustada. En ese momento estuve por preguntarle qué era lo que pasaba, sin embargo, alejó mi mano de su cabello con firmeza, dio un paso atrás si atreverse a verme a los ojos de nuevo, y después de un instante, se giró y me dio la espalda.
Fruncí el ceño e incluso entrecerré los ojos al ver su comportamiento tan extraño, nada parecía afectar a la princesa, pero entonces, justo en ese momento, se veía como si quisiera colapsar o más bien escapar del lugar.
