Capítulo IV: Déjame ir

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Marzo 2020, Beijing

Xiao Zhan se despertó con una especie de resaca emocional. Era así, últimamente, pero esta mañana se sentía particularmente mal porque sabía que había dejado las cosas en mal estado con Yibo la noche anterior. Encontró su teléfono en el suelo y lo cogió. Muerto. Lo enchufó y se metió en la cocina para tomar un vaso de agua y saber qué hora era.

Las 11:20 de la mañana. Ugh, ¿tan tarde? Xiao Zhan suspiró. Yibo ya se estaría preparando para un nuevo episodio, así que no tenía sentido intentar llamar hasta más tarde.

Puso un poco de agua para preparar el té y miró fijamente a la nevera, buscando comida que no estaba allí. Con Yibo fuera, Xiao Zhan no se sentía inspirado a cocinar nada, y ahora que todo estaba explotando, no había podido pedir comida, no podía salir de casa, y tampoco quería molestar a su personal por ello. No importaba, de todos modos... no tenía mucho apetito en estos días.

En su cabeza podía oír la voz de Yibo, regañándole para que comiera de la misma manera que lo hacía cuando estaban filmando Chen Qing Ling y Xiao Zhan casi deliraba la mitad del tiempo por el hambre.

—Bien, bien, comeré. —murmuró a la cocina vacía.

Diez minutos después estaba dando cuenta de su ramen instantáneo y té verde, mirando fijamente al espacio.

Sus pensamientos fueron asu video llamada con Yibo la noche anterior. Todavía se sentía como una mierda.¿Por qué dejé las cosas con Yibo de esamanera? No había intentado ocultar sus verdaderos sentimientos a Yibodesde...

***

Mayo de 2017, Shangri-La

Estaba en el plató de The Wolf. Aunque no era el personaje principal, a Xiao Zhan le encantaba el papel de Ji Chong, y le entusiasmaba la oportunidad de darle vida. No estaba en su naturaleza holgazanear en ningún trabajo que aceptara, pero sentía que Ji Chong era el papel que realmente podría hacerle notar como un actor serio, así que se iba a volcar en él por completo.

Ya tenía 25 años, que era una edad avanzada para tratar de entrar en la industria del entretenimiento en China. Cuando debutó con X NINE el año anterior, era el miembro de más edad, y sintió su edad con fuerza. Si no conseguía triunfar en los próximos cinco años, probablemente no lo conseguiría nunca y, con toda probabilidad, tendría que volver a Chongqing, casarse con alguna chica guapa y volver a ser diseñador gráfico. Sería una vida perfectamente adecuada, pero no una que él realmente quisiera.

Ya no.

Teniendo en cuenta lo que estaba en juego, Xiao Zhan estaba plagado de estrés existencial en el plató. Olvidar sus líneas o no ser capaz de derramar lágrimas cuando debía se sentía como un peso enorme en su espalda, uno que amenazaba con eventualmente arrastrarlo. Por la noche, tomaba clases extra de interpretación, y luego se derrumbaba en la cama y a veces lloraba hasta quedarse dormido, preguntándose si se estaba engañando a sí mismo al pensar que podría llegar a ser actor.

Xiao Zhan no esperaba que Yibo estuviera allí para darle ánimos y apoyo emocional. No podía estar físicamente allí, por supuesto: el lugar de rodaje de Xiao Zhan estaba tan alejado que no era razonable esperar que él o cualquier otra persona lo visitara. Pero la mayoría de los días intercambiaba mensajes con Yibo y hacían video llamada cuando podían.

XZ: ¿Qué es esto que me has enviado?

Yibo: Son gotas para los ojos. Dijiste que te molestaban los ojos por el ambiente.

Yibo: Pregunté por ahí y me recomendaron unas gotas que podrían ayudar.

Yibo: Unas para el enrojecimiento, otras para la sequedad... algo para la hinchazón... hay unas cuantas que puedes probar.

Estamos Hechos para Amar [ YiZhan ]Where stories live. Discover now