CAPÍTULO 10

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Todo dentro de mí colisiona, un centenar de emociones se arremolinan en mi interior al tiempo en el que Zack estampa sus labios contra los míos, devorándolos de manera desesperada, con ferocidad y avidez

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Todo dentro de mí colisiona, un centenar de emociones se arremolinan en mi interior al tiempo en el que Zack estampa sus labios contra los míos, devorándolos de manera desesperada, con ferocidad y avidez. Sólo me toma unos segundos seguir el ritmo de nuestro beso que en tan poco tiempo se ha tornado muy intenso. No sé si logre acostumbrarme a todo lo que este hombre me provoca con un simple beso y unas cuántas caricias. Temo a que me haga perder la poca cordura que aún conservo.

Después de unos segundos, minutos u horas quizás, no lo sé con exactitud, perdí la noción del tiempo. Pero poco a poco el beso va bajando de intensidad hasta que después de unos segundos se convierte en un pequeño roce entre nuestros labios. Aunque para ese momento mi respiración está hecha un desastre igual a la de Zack, quien sigue sosteniendo mi rostro y acariciando mi muslo.

Cuando mis ojos se abren lo primero que veo son ese par de esmeraldas que me observan con tanto deseo que hace que mi corazón dé un vuelco furioso. El incesante escrutinio que le hace a mi rostro me hace sentir abrumada por las nuevas sensaciones y sentimientos que nunca antes había experimentado, y eso me descoloca de la misma manera en la que me intriga, sin embargo, no quiero indagar; temo de lo que pueda encontrar.

—Creo que deberíamos bajar, ¿no? —digo sin aliento.

Zack ríe por lo bajo y me da un beso fugaz en los labios antes de alejarse de mí. Acto seguido baja del auto, lo rodea y abre la puerta para mí; extiende una mano en mi dirección y yo la tomo sin dudar.

Una vez fuera, él cierra la puerta del auto y se lleva mi mano a sus labios para depositar un suave beso en el dorso. Y debo confesar que ese acto tan dulce hace tanto contraste con su personalidad tan explosiva y peligrosa, aun así, esta faceta de Zack Sellers, me gusta.

Aunque eso es algo que no diré en voz alta, al menos no aún.

—Vamos, adentro nos esperan —la voz ronca y varonil de Zack interrumpe mis pensamientos.

Lo miro y le dedico una sonrisa junto a un asentimiento de cabeza para luego empezar a caminar sin soltar nuestras manos hacia la entrada de la enorme casa en la que ni siquiera había puesto atención. Pero ahora que ya no tenía los labios de Zack sobre mí, he quedado anonadada al observar detenidamente la fachada de lo que parece ser más bien una mansión que otra cosa. Es simplemente impresionante, sin duda alguna está a la altura de Zack.

Subimos las escalerillas de la entrada y sin soltar nuestras manos Zack abre la gran puerta de madera oscura para luego hacerse paso dentro de la casa conmigo siguiéndole el paso.

—Bienvenida a mi humilde morada —dice con una sonrisa torcida en los labios.

—No sé si lo dices con modestia o con sarcasmo. —él suelta una risa—. Éste lugar es impresionante. —digo en voz alta lo que ya antes había pensado.

—Me gusta ser dueño de todo lo impresionante y lo más hermoso. —su comentario provoca que mi cabeza gire con brusquedad en su dirección, ganándose toda mi atención. Mis ojos conectan con los suyos que me miran con intensidad.

FUISTE TÚ © [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora