—¡Capitan!, no sabía que se encontraba aquí, me alegro que se encuentre bien a su regreso del exterior —dijo Moblit asintiendo a modo de saludo y con una expresión de cansancio digna de enmarcar.

Me cruce de brazos, absolutamente indignado por lo que había presenciando tanto con el hombre frente a mi como con la mujer detrás mío sobre la cama.

—Tú tampoco has dormido —dije y no era una pregunta era una completa afirmación, las oscuras marcas bajo sus ojos y la palidez de su piel me decía que así era—. ¿Cuándo fue la última vez que alguno de los dos durmió o comió algo? —pregunté para estar un poco al tanto de la situación.

—Eh, la líder de escuadrón, ella... pues... —comenzó a balbucear.

Sabía por donde iba todo esto.

—¿Desde cuando no has comido o dormido? —está era una pregunta más concreta y era para él.

—¿Y-Yo? —preguntó señalándose a sí mismo.

¿Acaso había sufrido de algún tipo de enfermedad que le impedía pensar con claridad o responder preguntas en mi ausencia?

—Sí, tú —agregue.

Se lo pensó un poco, sin moverse ni un centímetro de donde se encontraba.

—Cuatro días sin comer en el comedor, aunque durante ese tiempo intente hacer que la líder de escuadrón comiera algunas cosas en momentos libres, algunas galletas, un poco de agua, aceptó las galletas pero solo para dejarlas botadas a un costado de su investigación —y enseguida señaló el área de su escritorio, un caos, que novedad.

Pero ahí se encontraban, intactas sobre un plato, y un poco más al fondo un vaso de cristal vacío, ahí debió haber estado el agua que mencionó Moblit.

Solté un suspiro cargado de molestia y luego me giré para poder ver a la causante de toda esta situación.

—Eres un horror, Hangele dije a la figura que dormitaba en silencio sobre la cama.

Me giré nuevamente para observar a Moblit.

—Ve a dormir, y come algo, no puedo hacerme cargo de dos enfermos, así que hazlo ahora que está inconsciente. Yo me quedaré aquí —dije asintiendo.

Lo noté con ganas de agregar algo, así que levante una ceja, indicándole mudamente que lo escuchaba.

No dijo nada, solo observo el cochinero de documentos sobre el escritorio y luego le dio un vistazo a la mujer sobre la cama, su mirada pareció suavizarse para finalmente posar su mirada ahora seria, de nuevo sobre mi.

—Capitan, creo que podría ser de ayuda, dígame que necesita —dijo intentando ser servicial.

Estuve a escasos segundos de decirle que se largara de una vez antes de que lo desmayara si volvía a insistir pero la voz de Hange nos hizo girarnos a verla.

—¡No, no, no creo que esto sea parte de la información que nos dieron, debes estar segura de no anotar cosas donde no debes, el orden no necesita ser ordenado! —dijo estirándose y agitando los brazos mientras sonreía, un hilo de baba escurría por la comisura de sus labios, claramente aún estaba dormida.

La idea era levantarme y traer algo de agua fría aunque aún no me decidía si ponerle paños húmedos en la frente o simplemente lanzarle el agua directamente al rostro, la segunda opción era la que más me apetecía pero mi sentido común me dictaba que hiciera la primera.

—Hange, lo que acabas de decir no tiene ningún sentido —dije negando y observándola sonreír aún con los ojos cerrados.

Y luego se abrazo a mi cintura, prácticamente la observé arrastrarse hasta llegar a mi y envolver ambos brazos alrededor de mi.

-Levihan- OneShots en EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora