Bajé del auto, ya que el calor me estaba asfixiando y necesitaba aire. La arena estaba caliente y lastimaba a mis pies descalzos así que corrí a refugiarme en la sombra del establecimiento. Por el mismo pánico que sentía, había dejado mis tacos tirados en quién sabe dónde y ahora tenía que estar descalza.

Quería ir a casa.

Tenía la garganta seca, necesitaba agua y por lo visto, no había ningún grifo en la parte trasera donde yo estaba. No tenía nada que hacer, más que esperar, así que comencé a recorrer el lugar en busca de alguna canilla que funcionara. No tardé mucho en dar con una y poder hidratarme, aunque no era agua del refrigerador y estaba un par de grados arriba, calmó mi sed.

El calor era sofocante, así que volví al auto, para estar más cómoda. Ahí podía sentarme al menos.

Excusas.

En realidad, volví al auto porque estaba inquieta y no sabía cómo bajar mi ansiedad. Era evidente que la impaciencia me estaba ganando. Al abrir la puerta del auto, visualicé mi teléfono celular en el asiento del piloto. Agradezco haberlo puesto en mi bolsillo trasero y no perderlo hasta ahora.

No demoré en subirme al vehículo y ya con mi teléfono en mano, lo desbloqueé.

Para mí mala suerte, estaba en un lugar donde no había cobertura. La pizca de felicidad que tenía se había esfumado en milésimas de segundos. Suspiré pesadamente recargando la parte baja de mi cabeza en el asiento.

Aún así, no sé que es lo que pretendía hacer. No podía llamar a la policía, Harry lo prohibió en pocas palabras, así que eso me daba a entender que de verdad estaba metido en cosas ilegales.

¿Llamar a Colin? Definitivamente, no. ¿Para qué? ¿Qué le diría? Qué estoy en el medio de la nada, en un lugar desconocido, esperando a mi jefe, que probablemente esté asesinando a alguien en estos momentos y corre riesgo de muerte. ¡Oh, y estoy descalza! ¿Por qué? por salir corriendo por salvar mi estúpida vida.

Bufé.

¿Cómo mierda llegué aquí?

Me centré en ver en la lejanía de la ruta, esperando distinguir algo en ella, ya que era difícil por los mismos espejismos que provocaban las elevadas temperaturas. Sólo tenía que esperar.

A lo lejos me pareció ver un auto pero no estaba segura de que lo fuera, por la misma razón anterior. Los espejismos. Pero a medida que esa visualización se aproximaba, caí en cuenta de que no era una ilusión y que de verdad era un auto.

Por un momento tuve la inquietud de que podrían ser los que me perseguían, ya que claramente podrían ver mi auto estacionado, por más que estuviera atrás de la estación y podrían dar fácilmente conmigo, pero en el fondo tenía la verdadera esperanza de que el que venía en ese vehículo, no era ningún matón, si no Harry. Necesitaba te lo fuese.

La cercanía del carro era palpable, así que traté de bajar un poco mi cuerpo, quedando así mi cabeza a la altura del volante, por precaución de quién sabe qué. No dudé y coloque el seguro en la puerta. Quería sentirme segura de algún modo y esa fue una brillante idea que se me ocurrió.

El motor ya no se oía distante y mis nervios aparecieron, ya que no podía ver quién era el conductor. El coche aparcó en la estación dejando paso a que mi intranquilidad dominara la situación. Apreté el volante mientras luchaba por controlar mi respiración y no hacer ruido. Mis músculos estaban tan contraídos y mi posición tan reducida que presentía la llegada de un calambre en mi pierna izquierda.

No quería moverme pero al percibir la puerta del auto ajeno abrirse, mi curiosidad ganó y me asomé por el vidrio de mi ventana para tener un mayor campo de visión.

Ahí estaba.

Harry se acercaba al auto donde me encontraba, vigilando los alrededores. Me sentí aliviada al no estar sola en este lugar.

Sonreí por inercia y me incorporé rápidamente en el asiento, acomodando mi vestimenta y sacando los mechones que caían por mi rostro. Al notar mi ubicación exacta, el castaño se vió más relajado y trotó hasta mí, luciendo con el viento sus ondas capilares.

Su camisa estaba arremangada de ambos lados, dandole así más movilidad.

Saqué el seguro y abrí la puerta en cuánto él estuvo a un metro de distancia. El ojiverde se sostuvo de la puerta y exhaló sonoramente, acercándo sus pasos.

—¿Estás bien?— no esperamos y hablamos los dos al mismo segundo, chocando nuestras palabras con preguntas exactas —Si— respondimos a unisono, lo cual se me hizo un poco gracioso, pero por la misma situación de tensión, ninguno de los dos fue capaz de reír y nos limitamos a asentir.

Harry pasó el dorso de su mano secando gotas de sudor que escurrían por su frente y miró alrededor, dando a entender que no estaba tranquilo. Sus ojos me escanearon y se posó en mis pies desnudos.

—Tengo tus zapatos— señaló con su índice mis pies y luego con su pulgar a sus espaldas, dónde estaba el auto. Pero no respondí a su acotación.

—¿Qué pasó?— inquirí buscando mi respuesta.

—No es el lugar adecuado— negó perezoso —Vamos— ordenó volteandose para caminar en dirección al vehículo en el que venía, con tal que lo siguiera.

Parecía broma ¿Eso es todo lo que diría? Me hizo venir hasta este lugar horrible, esperarlo como tonta y ¿Eso era todo?

Fruncí el ceño y bajé del auto desganada, siguiendo sus pasos largos que se alejaban sin pena.

—¿A dónde vamos?— dije con la intención de que me diera más información, pero ni siquiera se volteó a verme, siguió con su paso adelantado y sentí que me hirvió la sangre.

Era el colmo, estaba siendo injusto conmigo.

Me armé del valor que no sabía que tenía y volví a pronunciar palabra.

—¡Harry!— elevé mi tono de voz, aclamando un poco de su atención y sí que soné dura. Me sorprendí en el instante de haberlo hecho, ya que el era mi jefe y hasta el momento siempre traté de respetarlo. Pero estaba bastante alterada y eso lo explicaba todo.

Fue ahí donde el detuvo su andar en seco, para girarse y quedar justo enfrente de mí, causando así, que chocara repentinamente con su pecho y tuviera que retroceder un paso ante su mirada intimidante.

Y mi gran valentía se desarmó en un segundo, podía jurar que en cualquier momento saltarían chispas de sus orbes. Me sentí pequeña al darme cuenta de la diferencia de estatura, no creí que fuese tanto, pero al parecer era más alto que Cole.

Su semblante era serio. El ceño fruncido y la mandíbula tensa por la fuerza ejercida contra sus dientes. Sus labios estaban fruncidos en una delgada línea. Una mirada que no quería ver de nuevo.

Dió un paso más, acercándose a mi e inclinando su postura habló pausadamente.

—Subete al puto auto, Teana— sus palabras salieron como un gruñido, casi sin separar los dientes.

Lá forma en la que puso énfasis en el insulto mencionado, causó que un escalofrío viajara por mi espina dorsal y me arrepintiera de haberle gritado.

¡Uy, quieto! ¿Qué pasó con el tpwk? :(((

Tardé más de lo que quería para subir este capítulo, ya que esta actualización estaba prevista para el cumple del jarrito.

Peeeeero, aquí está al fin :)

Las loveo molto <3

PD: No me bajen el número de votos xq lloro:(

hush | h.s.Where stories live. Discover now