Capítulo 10

3.4K 348 51
                                    

Si me preguntan que fue lo que sentí, la primera vez que ví a Daniel LaRusso, me tomaría todo un mes en contar todas esas mariposas que revoloteaban sus alas contra las paredes de mi estómago ese día.

No sé ni por donde empezar.

Simplemente no podía creer como ese chico pudo capturar completamente mi atención al momento de entrar al complejo de Reseda y hacer caer a Freddy, ahora nuestro vecino.

Cuando me acerqué para verificar que Freddy estuviera bien, hicimos contacto visual con Daniel, fue fugaz, pero esa breve mirada provocó que mi estómago se retorciera, haciéndome sentir realmente extraña.

Al otro día en la fiesta de la playa, cuando el balón cayó cerca de nuestro grupo de amigas (Qué en en realidad, eran chicas de las colinas, niñas ricas con las cuales yo no me relacionaba) su mirada se posó sobre mí, mirándome fijamente. Eso me asustó un poco, no sabía si moverme o imitarlo, pero luego pensé: Abby, no es un dinosaurio, sonríele. A sí que lo miré y sonreí.

Aparté la mirada pero aún sentía los ojos de Daniel puestos en mí, asi que regresé a mirarlo y arrugué la nariz. Daniel, distraido, les lanzó la pelota a los chicos de Reseda y me dió una última mirada antes de correr tras ellos.

Yo miré a Ali, ella me dijo que estaba sonrojada y yo claramente negué diciéndole que no, con mis mejillas teñidas de rojo y delatandome.

Cuando mi mejor amiga me dijo que Daniel había estado observándome demasiado, en ese momento supe que tenía que acercarme a él.

Aún cuando mis nervios estaban a flor de piel, porque, pensándolo bien, ¿quién no se podría nerviosa por acercarse a ese chico Italiano con ojos de cachorrito de Nueva Jersey?

Daniel era muy hábil y un poco presumido, tal vez trataba de impresionarme con los movimientos que hacía con el balón. Por dentro quería reirme pero traté de parecer lo más torpe posible, aunque sabía exactamente como imitarlo. Pero pensé; Vaya, si está tan desesperado por impresionarme, le daré una mano.

Cuando pateé el balón demasiado lejos fue para alejar a Daniel de mí. Sabía que algo malo pasaría cuando Ali me había señalado la colina a lo lejos, donde se encontraban unas motocicletas y conocía perfectamente quienes las conducían.

Johnny Lawrence y sus Cobra Kai.

Le había dicho que no quería hablar a Johnny, pero este hizo caso omiso. Sorpresa, sorpresa.

No sabía que hacer cuando la cara de Daniel caía de lleno contrs la arena por culpa de Johnny. Me sentí mal, porque él estaba soportando eso por haber hablado conmigo. Si Johnny y los Cobras no fueran tan impulsivos, podriamos haber arreglado esto de otra manera. Pero vamos, estoy hablando de Cobra Kai. Golpea primero. Golpea fuerte. Sin piedad.

Contaría con los dedos las veces que entré a ese dojo y ví eso escrito en las blancas murallas, solamente para acompañar a mis amigos y verlos en sus clases.

Los Cobra Kai. Es extraño como pasamos de ser mejores amigos a enemigos. Johnny y yo salimos una vez, creyendo que podriamos ser algo más que amigos, porque sí, Johnny me gustaba. Pero no ese Johnny que se enfrentaba a los débiles para no sentirse él inferior, sino, ese Johnny tierno y divertido que era cuando solamente estaba conmigo. Pero el fue novio de Ali y habian terminado por algo estúpido de parte de mi amiga. Ella quiso que Johnny y yo intentaramos algo, pero en lo poco que llevábamos saliendo, terminamos, porque se había comportado como un verdadero idiota, no conmigo, pero sí con un tema bastante delicado pada mí. Mi hermano.

Pero Daniel...vaya, simplemente no puedo describir de forma exacta lo que siento por él.

Es algo diferente, no es como lo que sentía por Johnny, es más fuerte, más único, más...especial.

𝐊𝐀𝐑𝐀𝐓𝐄 𝐊𝐈𝐃 II ─ daniel larusso ⒉✓Where stories live. Discover now