Capítulo uno

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El sol mañanero me iluminaba directamente la cara, despertándome. Sin rastro de pereza me senté en la cama y estiré mi cuerpo, al ver al reloj de la mesita de noche, pude vislumbrar que tenía todo el tiempo del mundo para arreglarme y acompañar a mi hermana en su reunión para las pasantías que debía realizar en estas vacaciones de fin de semestre en la Universidad, facultad de economía, antes de encontrarme con una amiga en el centro comercial.

No soy una de las mujeres demasiado complicadas, más bien me preocupo por otras cosas antes de que mi cabello esté en su sitio. Cuarenta y cinco minutos después de haber entrado en la ducha y haberme cambiado, ya estoy frente al espejo, llevo una ropa informal, sin duda. Jeans…negros, camiseta holgada… negra, zapatillas abiertas… negras, cazadora…negra. Solo llevo un poco de maquillaje, delineador, rímel y brillo.

-Baja, ya debemos irnos-grita mi hermana desde el piso de abajo.

Cojo un pequeño bolso y rápidamente me reúno con mi hermana, subimos al auto y emprendemos el viaje. El centro Comercial al que vamos es grande y lujoso, el camino se hace corto entre conversas y risas, siempre me he llevado bien con Paula, mi hermana. Nos dirigimos directamente al lugar donde la citaron y bajo del auto despreocupadamente. Mi amiga llegará en una media hora, imagino, en ese lapso de tiempo podré acompañar a Paula en su ¿Entrevista? No sabría decirlo, no es demasiado “formal” encontrarse en un centro comercial con el que será tu jefe por unos meses.

El restaurante en el que tenemos reservación es uno de los más famosos del lugar, Paula temblando ligeramente corre la silla y se sienta en el lugar que reservó, notó su nerviosismo aunque intenta ocultarlo por una sonrisa, entiendo su preocupación, la empresa a la que quiere entrar es una de las más poderosas y adineradas de la región, si logra esto, seguramente cuando ya salga de la Universidad, logrará entrar a un puesto de trabajo más rápido de lo que canta un gallo.

La mesera se acerca a nuestra mesa con un uniforme bastante pegado al cuerpo y demostrativo, nos atiende con pereza y dejadez, Paula y yo pedimos solo un vaso de agua, trato de tranquilizar a mi hermana dándole algunas palabras de aliento, que parecen surtir un poco de efecto.

En cinco minutos que claramente parecen diez, aparece un muchacho en la entrada del restaurante, alto y delgado, con su tés blanca cual nieve en invierno y su cabello negro y un tanto despeinado, no puedo darle más de unos dieciocho o diecinueve años, en realidad parece tan joven… lo que va fuera de lugar es su ropa, todo elegante, con un terno gris claro, y una corbata a juego. Debo decir que es bastante guapo. Nos miramos unos segundos y como una niña aparto los ojos, avergonzada.

Pienso que tal vez vaya con los muchachos que están en la mesa al frente de la mía, lo cual no estaría nada mal, de hecho tendría una muy buena vista. Para mi sorpresa viene a mi mesa con paso firme y seguro, todo él parece ser así, firme y seguro. Una de mis características más representativas es que soy enamoradiza…muy enamoradiza; y no es que ya esté enamorada de él, más bien digamos que…me agrada, con una sola mirada.

Se queda parado en frente de la silla, mi hermana enseguida se levanta y lo saluda con un beso en la mejilla, yo sigo su ejemplo, y su tersa y fina piel me acaricia, siento pequeños dinosaurios en mi estómago, corriendo sin control. Al separarnos lentamente, como en la escena de una novela, de nuevo nos miramos a los ojos, sus ojos café claro, casi miel; no puedo resistir su mirada, estoy avergonzada, justo en ese momento se me pasan mil cosas por la cabeza, “¿Y mi cabello seguirá bien o ya parecerá una escoba? ¿El maquillaje se me habrá corrido?...” Siento mi cara ardiendo, un ligero sudor me perla la frente y me siento tonta, son saber porque, me siento tonta.

-Soy Julián Rodríguez, Jefe y Creador de la Empresa Madime Cash- ¿Con qué Julián eh?- Un gusto conocerla señorita Paula y señorita…

Me miró interrogativamente y muy serio, más que intimidada me sentía nerviosa, con voz insegura le respondí.

-Mariana, mi nombre es Mariana- Su seriedad cambió y puedo decir que la sonrisa que me dirigió fue muy enigmática, entre coqueta y satisfecha.

-Mariana

Volvió la cabeza a Paula serio nuevamente, y empezaron a hablar de negocios, en realidad cosas que aún  no me interesaban, en ese poco tiempo, dejé a mi mente divagar, tener los pensamientos que quiera.

Dicen que el mundo es pequeño, y vaya que puedo confirmar. Un tiempo después vi a Sara, mi amiga entrar al restaurante, no se fijó en mí, sino en Julián y caminó hacia él, le tocó el hombro para  llamar su atención y como si de un familiar se tratara le habló.

-Faltan cinco minutos para ver a mi amiga, y llevaste contigo mi celular- miró a mi hermana- Siento interrumpir, en serio lo necesito.

-No tranquila-rebuscó en su chaqueta y sacó el aparato de Sara- ten, suerte en la reunión, te espero.

-Ok, voy a buscarla.

-Amm… Sara…

Se volvió hacia mí y con una exclamación de sorpresa me saludó y conversamos unos segundos, enseguida me di cuenta de que interrumpía la entrevista de mi hermana, y con una mirada le dije a Sara que sería mejor salir. Me paré y me despedí casi fríamente de Paula, iba a despedirme igualmente de Julián, pero atentamente se paró de su silla y se acercó a mí, me cogió firmemente de la cintura y como saludamos, nos despedimos, puedo decir que aunque lo que habíamos interactuado fuera poco, ya sentía ciertas cosas…por él. Sin más caminé con mi amiga hacia la salida.

No pude mirar atrás, sentía un calor en todo mi cuerpo y si me viraba haría simple y sencillamente el ridículo. Una vez afuera y lejos del campo auditivo de Paula y Julián, me detuve y respiré, una y otra vez, reí un poco y tuve que explicarle a mi amiga lo que pasó, pues no me dejaría en paz hasta que lo hiciese.

Le dije todo, incluyendo la parte de que me agradaba, se mantuvo tranquila y al final dijo algo que me dejó sin palabras.

-Es el primo de un tío de mi padre, es una de las personas con las que más me he encariñado, es una buena persona.

-Lo parece, ¿Cuántos años tiene?

-Veintisiete

¡¿VEINTISIETE?!

Supongo que abrí tanto los ojos que llamé la atención a más de uno, su apariencia era de un joven apenas, y sé que a esa edad no se puede administrar una empresa, pero no espere la bomba, nunca esperé que fuera tan…maduro.

-Mariana ¿Estás bien?

-Creo que si- aún no me recuperaba de a conmoción- vaya que parece joven.

-Sí, nadie cree su edad, en fin ¿quieres pizza?

Claramente Sara no notaba que Julián me había impactado y la noticia que me acaba de dar casi me mata, pero supongo que deberé olvidarlo, ni siquiera sé quién es, si está casado, si le gusto… ¡No! Mariana concéntrate, me dije a misma, mi mente me decía que no era correcto, mi corazón que lo intentara y mi intuición que no sería la última vez que lo viera.

Mayor que yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora