CAPITULO 8

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Era tarde por la noche cuando Jeno llegó a casa, escuchó los pesados pasos por la escalera hasta que abrió la puerta de la habitación que compartían.

- Oh, llegaste - dijo apenas lo vió.

Jeno lo miró y asintió.

- ¿Cómo te sientes?

Mejor y más feliz que nunca ¿porqué?

- Tomé algunas pastillas, y comí caldo por sugerencia de Sungchan, me siento mejor ¿A ti como te fue?

Jeno sacó su pijama del armario, se sentó en la cama y comenzó a desvestirse.

- Ya sabes, una cena aburrida de adultos.

- Bueno, al menos tuviste una noche tranquila, ¿Viste a Jaemin?

Jeno sintió un revoltijo en el estómago, se terminó de vestir y se acostó a su lado.

- Sí, sabe comportarse, el personalmente fue a mi oficina.

Haechan lo miró divertido.

- ¿Debería ponerme celoso?

Jeno rió, a veces, cuando ninguno de los dos se sentía agobiado por su estructurada vida podían hablar e incluso bromear unos minutos antes de dormir.

- ¿De tu amigo? ¿Crees que algo así podría pasar?

Haechan se alzó de hombros.

- No lo sé, aunque no lo creo, Jaemin es un espíritu libre, hace lo que quiere pero estaríamos en muy serios problemas si algo así llega a suceder.

Jeno suspiró, miró al techo y cerró los ojos.

- No me atrevería a engañarte, no cuando tenemos que estar juntos toda una vida.

Eso se sintió como si un valde de agua fría hubiera caído sobre él, podían no amarse, pero Jeno tenía toda la razón del mundo.

Bueno ¿Qué pensaba?

No podría salir de su vida corriendo solo por qué así lo deseaba, para empezar el acuerdo prenupcial decía que la parte que faltará al "trato" podía perderlo todo.

No estaban hablando de un pequeño edificio para huéspedes o una pequeña tienda, estaban hablando de centros comerciales y hoteles.

Había demasiado en juego como para que él siguiera con sus tonterías de adolescente.

Esa era su vida y tenía que aceptarla.

Cómo Jeno.

Pero la simple idea de no ver más a Mark hacía que su corazón doliera.











Al día siguiente estaba en la universidad caminando rumbo a su última clase, odiaba la escuela, había un montón de niños engreídos que creen que pueden hacer lo que quieran solo por qué usan el dinero que no se ganaron.

Se molestó cuando vió a Sungchan acercase y las miradas de burla que le daban cuando pasaba.

Su amigo ya se había acostumbrado, pero él no y quería ir a decirles un par de cosas.

- Veo que te quedaron bien - dijo Sungchan mirando sus botines.

Bueno, es que sí, eran preciosos.

- Si, todo en orden, ¿a ti como te fue? Ayer casi no pude conversar contigo cuando me fuiste a dejar.

Sungchan se alzó de hombros.

- Me encontré con Shotaro por casualidad, entonces... Sólo comimos y ya.

Love of the Million - MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora