Segundo acto: Mil vidas

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 Mi hermano me perdió mi archivo pero la lap la recupero. No daré más detalles del motivo de mi tardanza.

100+ visitas. Me estoy muriendo de felicidad.

Sin más que decir, aquí dejo el segundo acto

Escabulléndome por la puerta puedo  notar lo tarde que es. La calle a mi derecha está ya vacía, la avioneta y el aeroplano han dejado de adornar el cielo, me siento sola y a la deriva y la imagen del regaño de Tae ha dejado de ser un alivio.

Tú te lo buscaste.

No se escucha ruido en ningún lado y dudo un poco si de verdad me encuentro metiéndome en cuclillas a la casa correcta. Me reprenderán en  cualquiera de los dos, cualquiera sea la situación, ya estoy adentro. Todas las casas son más cálidas por dentro, a pesar del mismo diseño, poco afable de la ciudad.

Siendo el piso de madera, me deshago de las botas o de lo contrario Tae me plantaría la paliza que me merezco (con toda razón) y yo no me daría por enterada. Reconozca rápido la casa y al menos el salir por la ventana y saltar de casa en casa ya me lo ahorre.

La monotonía con toques de silencio y gran proporción de oscuridad son la receta perfecta para el suspenso. La cabeza me zumba como si un abejorro volara al acecho esperando el momento perfecto para picarme (sensación que atribuyo a las horas y horas que conduje por la isla). La mente me está tratando de jugar algo sucio y lo percibo desde el tambaleo de mis piernas, hasta el temblor de mis dedos. Después de la pesadilla que me obligue a experimentar, puedo decir que es comprensible.
En mi mente lanzan juegos artificiales a lo lejos y varios aplausos y estallidos de felicidad (como aquellos pobres imbéciles desahogándose en el Rhyme) se desprenden de la gente que a su vez celebra algo. Todo es imaginario, ya lo sé, pero me aferro a la pared, luchando para que mi mente deje de zambullirse en el delirio. Ignoro también el ladrido del perro de hace unas horas, diciéndome que Ren no ladra, pero de cualquier manera, si no fuera un allmate, si llegara a desarrollar un ladrido, no sería tan agudo, o molesto.

Siento los pies tambalearse y todo me da vueltas. Vértigo y una caída tratan de escaparse de mis piernas, pero me vuelvo a parar derecha, recordándome que he estado en situaciones peores. Estoy segura de que Tae me va a matar y que Aoba y Sei están durmiendo más plácidamente que cualquier otra noche.  No sé realmente si debo dar mi cara esta noche en la casa, pero volver hasta mañana solo empeorara las cosas y no es una situación TAN grave. Tal vez me pegue, si (con el tino que tiene, no quiero imaginar), tal vez me regañe, seguramente ¿pero que no es normal en ella? ¿Que no estoy acostumbrada a eso y todos terminamos riendo? Además, no puede pasar de eso.

Si me salgo estaré a merced de la corrupta policía de la isla y eso ha de ser un millón de veces peor.  El suspiro más grande que jamás he proferido se escapa de mis labios y ya ni siquiera me importa si me escuchan o no, al fin y al cabo, recorrido-de-media-noche-en-Midorijima, como llegada-tarde-a-casa y egoísta-solitaria (sin contar otros tantos que se ha de guardar de mi) es básicamente mi descripción. Sonrío para reírme pero no sale nada y siento que llevo siglos caminando.

Me detengo para adaptar la visión y tratar de no romper nada, los espacios en la casa son muy grandes pero casi puedo ver a Tae señalándome (no solo a mí, sino también a Aoba) gruñendo un nombre más para la lista. Algo como, mierda-descuidada. Menos severo, pero realista.  Quiero decir, probablemente he pasado más tiempo con Tae, Sei y Aoba, incluso con esos viejas botas militares y mi motoneta, que de lo que pase con aquel padre del cual no recuerdo mucho, como si mi mente hubiera silenciado recuerdos importantes de él. Lo saben, me conocen bien.

Midnight in a perfect world (fanfic DRAMAtical Murder)Where stories live. Discover now