- Yo sé que sí, si sigue lucha por ella.. Si se podrá. Tiene que arriesgarse.

- Lo sé, lo sé, Armando. - Sonrío. - Estoy muy contento. A las 7 de la noche saldremos ella y yo, y quiero llevarla a un Restaurante especial.

- Tal vez puede llevarla al Lenoir. - Armando sugirió.

- No, no sé. Quiero que sea muy especial y creo que ya sé a dónde.

6:40 pm

Ya estaba a poco de marcar las 7 de la noche. Me encontraba muy alegre y emocionado porque muy pronto llegará el momento de pasar tiempo junto a Sandra.

Decidí que vayamos a un restaurante muy bueno, en sí, uno de mis favoritos. El Lenoir fue una opción pero quería que fuese mucho más especial y romántico.

- Mario, ya van a ser las 7 ¿Está preparado? - Dice Armando, alegre.

- Me siento preparado, pero estoy muy nervioso.

Y sí, ni siquiera estaba en frente de ella y estaba sudando. Seguramente estaba con las mejillas rojas como un tomate, ya típico de mí.

- ¡Tranquilo, hermano! Tiene que calmarse, es necesario que se calme. - Armando intenta calmarme tomándome de los hombros y sacudiéndome.

- Lo sé, Armando. - Inhalé y exhalé. - Iré al baño para lavarme la cara, ya vuelvo.

Salí de la oficina. Todas las del cuartel estaban rodeando a Sandra y cuchicheando entre ellas.

- Buenas noches, ¿Ya están de salida? - Pregunté.

Ellas voltearon lentamente y me observaron con los ojos como platos.

- Ah.. - Esperé una respuesta.

- Sí, Doctor, ya vamos de salida. Sólo que.. Estábamos ayudando a Sandra a arreglarse. - A Sofía se le escuchaba nerviosa.

- Oh, sí, claro. - Asentí.

- Sí, Doctor. Si nos disculpa.. Vamos al baño, permiso. - Bertha hace una sonrisa nerviosa.

- ¿Okey? - Las observé extrañado.

Ellas entraron al baño de Damas y yo al de Caballeros.

ᥫ᭡

Las muchachas del cuartel estaban muy alegres por la noticia, les emocionaba la idea de que su íntima amiga iba a tener una romántica cena con un alto Ejecutivo de Ecomoda, y uno de los hombres más codiciados de Colombia.

Habían inquietudes en Inesita. Quería saber cuáles eran las verdaderas intenciones que tenía el Doctor Mario Calderón con ella, pero apoyaba ante todo a su querida amiga.

Betty estaba muy emocionada por Sandra, ella sabía sobre las intenciones que tenía Don Mario. Pero, claro, Betty también quería cuidar de su gran amiga y evitar que nuevamente sea lastimada.

Todas las chicas del cuartel sabían sobre el daño que le hizo el Doctor a Sandra. Ella se los confesó meses después de lo ocurrido.

- ¡Mijita, apúrese! ¡Que el Doctor Mario está esperándola! - Dijo Bertha en voz alta.

- ¡Ya sé! ¡Ya sé! Déjenme terminar. - Sandra continuaba aplicándose rubor.

- Ya, mija, ¡Que así está divina! - Aura María va hacia su amiga y le ayuda.

- Sandra, se le ve muy bien. - Betty sonríe.

- No, vea que.. Quedó d-i-v-i-n-a. - Sofía deletrea.

Sé que fue un error • MandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora