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—¿Adónde vamos?

No es que no quiera estar con Harry, porque sí quiero, pero en estos momentos estamos saliendo de la ciudad y se parece a lo que haría un asesino, porque lo único que hay en las afueras de Las Vegas es desierto. Desierto, coyotes y lobos. En realidad, no tengo ni idea de lo que hay en el desierto en las afueras de Las Vegas.

—Es una sorpresa.

—Justo lo que diría un asesino —murmuro.

—Por Dios, Payton, qué imaginación tienes. —Harry se limita a sonreír y a sacudir la cabeza. Parece que nos dirigimos al cañón Red Rock, un parque nacional a las afueras de la ciudad.

No he ido nunca porque no soy una chica a la que le gusten las actividades al aire libre. Sobre

todo si se llevan a cabo en áreas con osos y demás.

—¿Hay osos en el desierto? No, no importa. No suena bien.

—No hay osos. En general, solo hay ciervos y muflones, una especie de ovejas con unos cuernos enormes.

Genial.

Pasamos un rato en silencio hasta que le pregunto lo que de verdad quiero saber.

—Dime por qué no me contaste lo de la organización benéfica. Dime por qué dejaste que pensara que las strippers son tu pasatiempo.

—A lo mejor lo son.

—Harry. —Suspiro.

—Mi madre era stripper, Payton. Se dejó la piel desnudándose por dinero para que yo tuviera todo lo que necesitara. Béisbol, clases de natación y profesores particulares. Su prioridad era asegurarse de que yo contaba con todo lo necesario para triunfar y yo no tenía ni idea de lo difícil que fue para ella.

—Es normal, Harry, eras un niño.

—Murió en un accidente de coche cuando estaba en el último año de la universidad. Se durmió al volante y se salió de la carretera. ¿Y sabes por qué? ¿Sabes por qué murió? Porque tenía tres trabajos y estaba exhausta. Tenía tres trabajos porque era demasiado mayor para bailar por dinero y no tenía alternativa, Payton. Era una mujer de cuarenta y poco sin las competencias laborales necesarias para ganar un salario digno con el que vivir. Y yo era un universitario que no

tenía ni puta idea de lo que significa salir adelante cuando nadie te ayuda.

—Así que creaste una vía de escape —comento con suavidad, muy emocionada por saber qué es lo que le impulsa, por este homenaje a su madre—. Compraste un club y lo convertiste en una vía de escape, porque ya es demasiado tarde para ayudar a tu madre, pero puedes ayudar a esas mujeres con las becas, la compensación por el cuidado de los niños y con buenos planes de seguros.

—Mierda, Canon es un puñetero bocazas.

—Sip.

—Bueno. —Deja escapar el aire y cambia de carril para adelantar a un sedán que va muy lento—. Ya lo sabes. No lo hago porque sea buena persona. Lo hago porque estoy jodido.

—Eres el dueño de un club de striptease menos jodido que he conocido nunca.

—Solo lo piensas porque me quieres.

Cuando extiende el brazo para darme un apretón en la pierna, pienso que todo va a salir bien.

Pienso que, ocurra lo que ocurra, nos irá bien.

Todavía estamos de camino al cañón Red Rock y estoy segura de que es allí adonde nos dirigimos hasta que Harry gira. El coche reduce la velocidad hasta detenerse frente a una gran verja de hierro. Harry presiona un botón en la visera y, un segundo después, la puerta se abre y nos adentramos en lo que parece una comunidad remota de casas cercadas. Hay grandes extensiones de tierra y muchos árboles. La vegetación es muy exuberante, por lo que han debido de poner mucho cuidado y plantar cosas que sobrevivan a este clima. El césped está cuidado al detalle y hay gravilla y rocas adecuadas para el desierto que dividen el paisaje. Seguimos serpenteando por la urbanización otros dos minutos antes de que Harry salga del camino de gravilla que conduce a... ninguna parte. Aquí no hay nada, solo una extensión de tierra vacía y enorme. Parece alejada varias hectáreas de los vecinos más cercanos, pero aún veo el tenue resplandor de las luces a ambos lados. Justo delante no hay nada salvo unas vistas directas al Red Rock y... ¿una tienda de campaña?

good time.Where stories live. Discover now