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—Madre mía, ¿quién es ese?

Me detengo en seco y Mark me embiste por detrás.

No es un eufemismo guarro ni nada, estamos completamente vestidos. Mark se ha chocado conmigo porque estaba demasiado ocupado con el teléfono como para ver por dónde iba. También puede haber sido porque me he parado de golpe, pero el peatón siempre tiene preferencia, o lo que sea. Lo admito, la norma del peatón es para los vehículos y personas que cruzan la calle, no para compañeros de trabajo que cruzan los pasillos de un hotel, pero siempre se me ha dado bien adaptar las normas a mis necesidades.

—Joder, Payton. Mira por dónde vas.

—¿Yo? ¡Tú eres el que se ha chocado conmigo!

—Porque te has parado de repente en mitad del pasillo. —Echa un vistazo a mi espalda y señala al pasillo vacío con la mano para indicar lo estúpido que ha sido que me haya detenido en seco aquí en medio.

—Me he parado precisamente porque miraba por donde iba —replico—. He visto ese tío y he decidido detenerme.

Inclino la cabeza en dirección al vestíbulo que se ve desde el balcón de la segunda planta, enfrente de donde nos encontramos.

—¿He visto ese tío? Bonita gramática.

—Mark. —Hago una pausa mientras espero a tener toda su atención—. Necesito que te centres.

—Estoy centrado.

Mark me cae muy bien. Estoy pensando en convertirlo en mi marido del trabajo. Todavía es pronto porque solo es mi segunda semana, pero, por el momento, pinta bien. A veces, cuando conoces al compañero de trabajo indicado, lo sabes.

—¿Quién es? —Me acerco a la barandilla del balcón para comerme con los ojos a mi futuro marido en potencia—. El guaperas que está hablando con Canon. ¿Lo conoces? ¿Trabaja aquí?

—Ni idea.

—Tenemos que descubrirlo porque puede que me case con él y tengamos hijos.

—¿En serio? —pregunta Mark con un dejo en la voz que indica que no me está tomando en serio.


—Sí. Podría pasar. Parece justo mi tipo. Alto, moreno, guapo y bien dotado.

—Mmm. —Otra vez ese tono.

—¿Qué? ¿Crees que no es mi tipo?

—No pensaba que fueras de esas, punto.

—¿Cómo que de esas?

Aparto la vista del guaperas desconocido para fulminar con la mirada a Mark. Aunque solo un segundo, porque a él puedo mirarlo cuando quiera y quién sabe si volveré a ver a mi posible marido de nuevo.

good time.Where stories live. Discover now