Canon me interrumpe la partida con un mensaje de texto.

Canon: Bonito vestido. Muy de mujer casada.

Miro a mi alrededor por si estuviese apoyado contra un muro, pero no lo veo. Entonces, me doy cuenta de que me está viendo a través de una cámara de seguridad.

Payton: ¿Me estás vigilando por las cámaras? En serio, necesitas ayuda.

Canon: Lo sé, ¿sabes? Creo que la vigilancia es uno de mis fetiches.

Payton: Eres un puto raro. Dime dónde está la cámara para hacerte un corte de mangas.

Canon: Pfff. Dónde no está la cámara, más bien.

Payton: Menudo friki.

Canon: No soy yo quien acaba de escribir una palabra de dos letras para ganar cinco puntos. Ten algo de orgullo.

Payton: ¿¡¿¡Lo estás viendo!?!?

Canon: Lo veo tooooodo desde mi reino de la vigilancia.

Payton: ...

Canon: Hay una estrella del pop y un expresidente que deberían llegar en una hora. Les hemos dicho que utilicen la entrada privada bajo el aparcamiento oeste, pero si se pasan la salida puede que se dirijan al aparcacoches. Atenta.

Payton: Gracias.

Me paso las siguientes horas sin hacer nada porque el servicio de aparcacoches no necesita ayuda. La zona para aparcar tú mismo el coche y la del aparcacoches ni siquiera están cerca de completar su aforo, y en esta última están al tanto de todo: recogen las llaves y le dan el ticket en treinta segundos a cada coche que llega. Resulta que mis tareas se reducen a poco más que echar un ojo por si hubiese cualquier emergencia. También me quedo por aquí en caso de que un invitado VIP necesite algo de camino al vestíbulo, donde los recibe la persona de contacto para los VIP. Como puedes imaginar, nadie necesita nada durante el trayecto de seis metros que los separa de la puerta, así que me dedico a mirar a la gente. Las únicas celebridades que han llegado pronto son los periodistas de las noticias. He localizado a un presentador de la CNN y a una estrella de los reality shows convertida en presentador de la alfombra roja para la cadena de televisión E!, pero aparte de eso, nada. Mark supervisará el servicio de aparcacoches desde las ocho hasta medianoche, así que merodeo entre la gente de la sección, mirando y esperando a que aparezca Mark para pasarle el testigo.

Y así es como casi me choco con Harry.

Está aquí. Con un traje negro que, madre mía, le sienta de miedo. Lo veo justo cuando sale del coche y echa un lento vistazo a su alrededor. Me escondo detrás de la mesa del aparcacoches antes de que me vea y ni siquiera sé por qué me escondo. Estoy tan sorprendida de verlo que me ha pillado con la guardia baja. El corazón se me acelera como si acabara de correr un kilómetro en tacones. Me suena el móvil. Tengo un mensaje nuevo.

Canon: Eh, para que lo sepas, tu marido está de camino.

Payton: Se te da de puta pena avisar. Ya está aquí, pero eso ya lo sabías, ¿¡¿¡me equivoco!?!?

Canon: Sí, pero así es más divertido.

Payton: ¡Capullo!

Canon: Acaba de entrar, por si quieres dejar de agacharte tras el puesto del

aparcacoches.

Levanto la mano y hago una peineta. Luego, me pongo de pie y dejo escapar un suspiro sonoro. Vale, así que Harry está aquí. ¿Es algo bueno? Es algo bueno. Me recoloco el vestido y reflexiono sobre qué quiero decirle a Harry. No avanzo mucho en mis contemplaciones cuando llega Mark, así que le pongo al día antes de dirigirme al interior. Me desvío hasta mi mesa en la tercera planta para recoger mi bolso, pero mi jefe está muy parlanchín, así que, para cuando bajo a la fiesta, ya son casi las nueve. Y estoy nerviosa.

good time.Where stories live. Discover now