—¿Quieres desayunar? —cuestionó con la voz ronca. Ya había abierto los ojos de nuevo, aunque parecía costarle mantenerlos así.

—Gracias, pero...

—No, no será molestia —interrumpió y le regaló una suave sonrisa, somnolienta.

Sin duda dormir le había hecho un bien a los dos. Kevin parecía haber despertado un tanto risueño mientras que él, por lo menos, se sentía con más energía. ¿Cuánta se gastaba al llorar? No tenía ni idea, pero en esos momentos podía asegurar que su tanque estaba casi lleno de nuevo. Además, estar en un ambiente distinto a su hogar, más acogedor, le quitaba cierto peso de encima. No se sentía incómodo estando ahí.

Hyunjoon, con el cuerpo recargado en la pared a un lado de la puerta, decidió esperar en el pasillo a que Kevin terminase de cambiarse de ropa dentro de la habitación. Si bien ambos eran chicos -y esa la excusa suficiente para verse en calzones- ninguno parecía dispuesto a dejarse expuesto frente al otro, puesto que, luego de esa pequeña situación de hacía unos días que causó que casi acabasen con su amistad, Hyunjoon sabía que su relación había pasado a volverse zona acordonada, de peligro. Que debían aprender a dibujar una línea imaginaria y seguirla al pie de la letra. Ahora no sólo eran sus reglas las que me impedían traspasar los límites.

Llevó su vista a un par de cuadros que yacían ahí, justo frente a él. En uno de ellos se halló a un Kevin pequeño que le sonreía de oreja a oreja a la cámara. La mirada brillosa y bañada de una ilusión infantil que resplandecía con una fuerza demoledora. Hyunjoon curvó los labios hacia arriba, acabó con la distancia que lo separaba del cuadro y continuó con las demás fotos ubicadas sobre el pequeño mueble debajo de él. En una, la primera que atrapó su mirada, encontró a Kevin tirado en la nieve mientras dos niños pequeños —quienes supuso podrían ser sus hermanos— le tiraban bolas blancas encima. En ella Kevin también sonreía. Parecía divertirse y lucía contento. Radiante de una manera en la que Hyunjoon, en el tiempo de conocerse, jamás le había visto estar.

—Eras tan diferente —murmuró, extrañándose más tarde del tono ronco de su voz al pronunciar las palabras.

Sus ojos se desviaron a la foto a un costado de la que había estado observando. La tomó con cuidado entre sus manos para poder mirarla con más detenimiento. Impregnada en el papel estaba la imagen de un Kevin, más adulto, que miraba al frente con una postura un tanto retraída mientras largas capaz de cabello rojizo le caían sobre las gafas y cubrían a duras penas sus ojos. Por el tono de su pelo supuso que no había sido tomada hacía mucho. Estaba parado frente a lo que parecía su exescuela, y, aunque sonreía, Hyunjoon pudo sentir que aquello que veía no era lo que realmente era. Kevin no lucía feliz. Ni siquiera podía encontrar algo nítido en su rostro por más que buscara, todo parecía estar lleno de sombras.

Con las yemas de los dedos acarició el apagado rostro en la foto. Y, de repente, el tanque en su interior estaba de nuevo semi-vacío.

¿A dónde había ido a parar esa luz que titilaba en sus ojos? Kevin ya no resplandecía. Ya no brillaba.

Recordó entonces haber visto algo similar cuando, esa vez que no podía dormir, había optado por recorrer todas y cada una de las fotos hallada en el IG de Kevin. Tanto las imágenes antiguas como las recientes, tenían un enorme contraste entre sí que, siendo honesto, ya no se sentía con ganas de describir.

Cuando Hyunjoon lo conoció, su luz ya se había extinguido.

Kevin abrió la puerta y Hyunjoon bajó la foto con tanta pesadez que parecía haber estado sosteniendo plomo en lugar de un simple portaretratos de madera. Le sonrió en cuanto sus miradas se encontraron, pero ya no era de forma honesta.

Las reglas de cupido [Kwall/Jujae]Where stories live. Discover now