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Los ojos perplejos de Draco y Alyssa se encontraron, para luego mirarse por última vez antes de sumergirse en la oscuridad.

- En el bosque - dijo el Señor Tenebroso - tratando de huir.

La voz de Lord Voldemort resonaba como el siseo de una serpiente en cada hueco de la mansión de los Malfoy.

- ¿Qué haremos con ella? - rió la mujer de cabello enmarañado - déjeme jugar con ella, mi señor.

- Adelante.

Bellatrix Lestrange desapareció de la sala llevándose a rastras a una Alyssa muy asustada, en dirección al sótano.

Mientras Draco estaba tirado en el piso, sin mover ni siquiera un músculo, su respiración entrecortada y la vista fija en el suelo fue suficiente para que su padre lo miraba con desaprobación y una pizca de miedo en los ojos. Su madre lo protegía con sus brazos para evitar cualquier tipo de contacto con Lord Voldemort.

- ¿Qué has hecho, Draco? - le dijo su padre.

Pero Draco no respondió, sólo se limitó a pensar en lo que le pasaría a Alyssa, lo que le pasaría a él y lo que podría pasarle a su padre.

Era la primera vez que Draco veía en persona al hombre a quién todos temían nombrar.

- Dime, Draco - siseó Voldemort - ¿quién es esa chica?

- Señor, por favor - suplicó Narcissa.

- ¡Crucio! - Voldemort alzó nuevamente su carita contra la mujer.

- ¡Alyssa! - gritó Draco, con arrepentimiento  en la voz - su nombre es Alyssa.

Mientras, Bellatrix llevaba a rastras por las escaleras a Alyssa.

- Sangre sucia - dijo en tono cantarín - dime tu nombre.

Alyssa sólo se limitó a mirarla con desafío.

- Dímelo - dijo Bellatrix, mientras alzaba su carita y conjuraba uno de los hechizos imperdonables sin hablar. Alyssa sólo la miró - ya veo, eres fuerte, sangre sucia.

- Bellatrix Lestrange - susurró Alyssa en su dirección - Azkaban no te hizo para nada bien, se te nota en la piel.

- ¡Crucio! - bufó Bellatrix con rabia - ¿cómo te atraves? ¿hablarme así? ¿a mí?

- ¡Ah! - era la primera vez que Alyssa gritaba.

Durante su estancia en Salem, luego de la muerte de su mejor amiga, las demás estudiantes comenzaron a temerle, pero habían algunas que la desafiaban, incluso torturaban. Aprendió a aguantar el dolor de los hechizos, en especial el dolor de uno de los hechizos imperdonables, pero Bellatrix Lestrange era demasiado poderosa, lo que hizo que Alyssa se retorcida del dolor.

- No vuelvas a hablarme así - Bellatrix sacó una navaja del bolsillo y la apoyó sobre la mejilla de Alyssa - ni muchos menos a ponerle tus sucias manos encima a Draco.

- Rétame - el desafío en la voz de Alyssa era notorio.

La mujer de cabello enmarañado miró velozmente hacia atrás, en busca de ojos u oídos curiosos que pudiesen escucharlas a ambas. Al comprobar que no había nadie cerca, tomó a Alyssa del cabello y la jaló hacia atrás.

- Desearás no haber nacido - le advirtió.

- Dime algo que no sepa - se burló Alyssa.

En ese instante, con furia, Bellatrix dibujó una línea con la navaja en el cuello de Alyssa, la sangre comenzó a salir a borbotones.

Alyssa trató de frenar el sangrado, de devolver la sangre a su cuerpo, deseo poder decirle a Draco lo que sentía, todo lo que quería. Pensó en sus momentos con él, en la torre del reloj, en cómo la salvó de caer, deseaba verlo por última vez, deseaba que entrara y la salvara, que por favor le dijera que todo era un mal sueño, tan sólo una pesadilla. Pero Draco no llegó, por más que Alyssa miró la escalera en busca de él, al menos para susurrarle que lo quería, no llegó.

En sus últimos suspiros de vida, sólo vio a la mujer que la había dañado, caminando de espaldas a ella, riendo y saltando, desapareciendo en la oscuridad.

La Ravenclaw que conquistó SlytherinWhere stories live. Discover now