»Sharon intentó explicarme cómo sucedió, fue un accidente el que Bucky viera la foto en su teléfono y no se dio cuenta de lo que había hecho hasta que Sarah la llamó enojada, exigiendo una explicación. Al parecer intentó llamarte pero...

Su teléfono se había quedado sin batería en el peor momento.

—Tengo que hablar con ella. —dijo sin mirarla, parecía más bien estar hablando con el mismo.

—¿La llamarás?

—No, tengo que ir con ella y... hablarle.

—Vamos en mi auto, te acompaño. —le tomó del brazo sin esperar alguna objeción y lo acercó hasta el auto —no perdamos tiempo, es un viaje un poco largo.

—Natasha...

—No te dejaré ir solo, Steve.

Ella usó un tono que no admitía réplicas, y la expresión en su rostro demostraba lo decidida que estaba a acompañarlo, así que Steve asintió y aceptó la compañía de su amiga, reconociendo que en verdad no quería ir solo, aunque se escuchará como un cobarde.

Dejó su moto en el estacionamiento de la empresa y se subió al auto de Romanoff sin perder tiempo. El viaje fue silencioso y se veía más largo de la cuenta, Natasha no sabía que podía decir en ese caso, y Steve solo podía pensar en cómo enfrentarse a aquella situación. Se imaginó todo lo que podría estar pasando por la mente de Sarah y lo que le diría; pero, recordando las palabras de Tony, no era lo mismo pensarlo que vivirlo, así que en verdad no sabía que podría esperar.

Eran alrededor de las diez de la noche cuando se detuvieron frente a la casa de su madre, y después de apagar el motor del auto Natasha miró a Steve con aprehensión.

—¿Quieres que te acompañe y entre contigo?

—Prefiero entrar yo solo.

Romanoff asintió y lo vio bajar del auto y caminar hasta la puerta. Él tocó y escuchó el sonido de pasos dentro de la casa. Sarah le abrió la puerta sin preguntar y con una expresión en su rostro que denotaba que no le sorprendía su presencia, pero que tampoco se alegraba de que él estuviese presente.

Ella entró dejando la puerta abierta, indicándole sin palabras que esperaba que él entrará y así lo hizo. Nunca había sentido tanta adversión a entrar en la casa de su madre.

Sabía que la conversación no sería fácil, no se dejaría engañar. Su madre había visto una foto en donde su hijo cometía todo lo que ella aborrecía sin tapujos. Se sentía pequeño ante la inmensidad de su situación; incluso, se sentía asustado.

Al darse cuenta que su madre solo lo miraba, de pie, con los brazos cruzados y sin mostrar ninguna intención de querer hablar primero, Steve aclaró su garganta.

—Mamá, vine hasta aquí para...

—¿Hay alguna explicación para la foto que vi esta mañana? —preguntó con tono bajo pero notablemente furiosa.

Ella colocó sus brazos a un lado de su cuerpo y su cara reflejó una tristeza tan profunda que solo le había visto el día que su padre murió, como si ya supiera la respuesta que su hijo le daría, y ésta sería devastadora para ella.

Steve respiró profundo antes de hablar. Había sopesado la idea de decir alguna mentira, de explicarle que era un montaje o una simple broma, pero desistió al darse cuenta que él no estaba acostumbrado a engañar, y no podría mantener el engaño por mucho tiempo de todas formas.

—Él y yo... estamos saliendo.

El rostro de Sarah se deformó cuando sintió las lágrimas escalar hasta sus ojos, una risa sarcástica brotó de su boca sin detenerla mientras veía fijamente a su hijo.

El secreto de tus ojos (STONY)Where stories live. Discover now