Fotos

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La tela roja se acoplaba perfectamente a mi cuerpo, caía delicada por cada parte resaltando de manera ideal mis características, sumado con los detalles dorados y rosados me sentía elegante. Parada frente a ese espejo me sentía extraña, soltando una risa desperté del trance en el que había entrado, es literalmente imposible verse hermosa con una simple prenda, así que solo es una yukata en una mujer ordinaria, no me veía tan bella. Mi mente me trataba de convencer de que me veía bien, que cómico

Justo en ese momento Sasuke entró a la habitación viéndome por el reflejo del espejo, sus ojos se abrieron y se quedó inmóvil escaneándome de arriba a abajo con una mirada peculiar

-Es muy lindo Sasuke-kun, gracias- empecé a acomodar las mangas y el cuello del vestido mientras mantenía la mirada de él

-Sakura, se... Te ves... - no era de halagos y lo sabía, le costaba decir esa clase de cosas

-Gracias- le interrumpí con una sonrisa, sabía lo que sus labios querían decir, más no lo que pensaba, había aprendido que sus palabras no siempre son compatibles con lo que maquina en su cabeza. Me devolvió la sonrisa acercándose hacia mí y parándose detrás sin dejar de mirarme por el reflejo

-¿Hambre? - preguntó tomándome por la cintura

-Un poco- tomé sus manos y las subí hasta mi pecho y las aleje un poco de mi cuerpo haciendo que se pegara más a mí, junte sus manos y puse las mías encima, entrelacé nuestros dedos y me acerqué más a él. La nostalgia nuevamente se apoderó de mí, era complejo, sencillamente el cerebro se encarga de jugar en contra de uno mismo, lo amaba era simple, quiero a ese hombre con mi vida, es la persona que se plantó en lo más profundo de mi corazón y no podía dejar de amarlo por más que me lastimara; si, es masoquista esa mentalidad, pero solo hay una razón de ser así, Amor.

-Saldremos en una hora- se encargó se acercarse más a mí y dejó caer nuestras manos quedando más abajo de mi estómago y juntándonos más, su quijada descansaba en mi cabeza, justo encima de mi oreja, estaba inmóvil viéndome por ese espejo; sus ojos, son muy expresivos, a través de ellos puedo saber si está enojado o feliz, triste o estresado, es sencillo, pero ahora... No la podía descifrar. Acomodé mi cabeza sobre su hombro y cerré con fuerza los ojos, ¿Qué pasaba por su cabeza? ¿Cuál era la necesidad de estar con dos mujeres al mismo tiempo? Es complejo de entender pero esa persona que me causa dolor también me da tantas sensaciones lindas como esas extrañas mariposas que revolotean en mi estómago cada vez que sonríe, o cada escalofrío que recorre mi espalda cuando él me brinda una caricia...- ¿Pasa algo?- abrí los ojos de nuevo pero no me levanté de su pecho; negué con la cabeza y le di una media sonrisa no muy sincera

-¿Por qué lo dices?

-Tus ojos- le miré confundida- algo te aflige- Oh joder, ahora resulta que lee la mente

-No... no es nada

-¿Es por la pelea?- me apretó más a su cuerpo, parecía querer darme seguridad

-...- no pude contestar, solo bajé la mirada sintiéndome incapaz de mentir

-Solo me enoje- soltó una de sus manos y la llevó a mi cabello haciendo que enderezara mi postura, tomó todos mis cabellos y los levantó dejando libre mi cuello- no pasará más- depositó un beso en esa parte haciendo que me arqueara un poco sintiendo una deliciosa sensación que solo el sabia darme

-Sé que no...- dije más que todo para mí, en unos días ya no habrían peleas...

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Una cruda realidad: una infidelidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora