Jungkook estaba de regreso con propósitos dudosos.

Iseul tenía sentimientos encontrados en cuanto a Jungkook pues parecía ser otro personaje misterioso más, con personalidad encantadora, pero de la que realmente no sabía mucho, sobre todo al saber que el chico era capaz de estar en todos lados y al mismo tiempo en ningún lugar, y una de las pocas cosas coherentes que aprendió de su madre es que de ese tipo de personas puedes esperar de todo, por lo que no necesariamente tendría que ser positivo, sin embargo nada de eso quería decir que Iseul no estaba curiosa, confundida y preocupada por los pensamientos dentro de la cabeza de este chico, sobre todo al percatarse de los últimos mensajes.

La muchacha se debatia  entre si debía decirle a Taehyung o no, pero quizá lo mejor era guardar el pequeño secreto por un momento.

Is decidió tomarse un momento para retomar una vez mas la tormenta en la que se había convertido su vida, mientras observaba a Taehyung huir juguetonamente de la chica extraña, que suponía era su amiga.

Iseul quería irse, para ser sinceros, algo no andaba bien y nadie parecía querer darle las respuestas necesarias, por lo que todo su entorno se convertía ligeramente más tenso, pero quizá, tan sólo quizá con la llegada de Jungkook algunas cosas se aclararían, aunque la chica no conociera al muchacho completamente.

[...]

Jungkook era una persona que tenía muchos contactos, gracias al trabajo que poseía, el cual tenía sus consecuencias, como todo en la vida, claro.

Y si algo jungkook poseía una cualidad de la que se sintiera orgulloso es que nadie podía engañar a sus sentidos. Y por eso mismo era que Taehyung y el hacían tan buen equipo.

Destinados desde la cuna a negocios ilegales ambos
chicos aprendieron a sobrellevar un ambiente donde no se sentían cómodos, aprendieron a defenderse en un mundo donde sus futuros estaba escritos por
default, por lo que crecer juntos en el mismo medio no fue difícil en la compañía de un hermano, aunque no fuera de sangre. Ambos chicos se apoyaban en la manera en la que sus personalidades era diferentes, pues muchas veces esa es la clave de una relación en balance.

Jungkook siempre ha sido el niño al que le gusta vestir bonito, resaltar, llevar siempre algo diferente, y por supuesto, la adrenalina, los autos deportivos, los videojuegos, la música alta, mientras que Taehyung si bien disfrutaba mucho de las mismas cosas su personalidad iba más con lo calmado, tardes cabalgando, observar la naturaleza desde una terraza mientras Frank Sinatra canta de fondo... Un ambiente más romántico, ¿saben?

Ambos habían aprendido el arte de compartir desde muy pequeños, por lo rápidamente se crearon a la idea de que las experiencias se viven mejor cuando se comparten con alguien especial, por lo que ambos chicos llevaron el compartir a otro nivel, quizá. Compartiendo la mayor cantidad de vivencias juntos, desde un carro bonito hasta alguna chica bonita que ambos considerarán lo suficientemente madura como para entender sus gustos, pero eso era historia de otro momento, ¿verdad?

Ahora mismo Jungkook tenía en claro su destino, pues Taehyung y el tenían algunos asuntos pendientes. Asuntos que por supuesto involucraban a Iseul y el destino al que estaba sujeta desde el primer intercambio de mensajes con alguno de ellos.

Pero todos esos detalles iban a tener que esperar un poquito más, al menos hasta que el avión aterrizara, porque lo primero que planeaba hacer era aclarar todos los enredos que se habían soltado de una.

P H O T O G R A P H Y; KTH Where stories live. Discover now